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Así funcionan las “tiendas de la confianza” en Medellín, Envigado y Rionegro

Mercados de autoservicio funcionan en cuatro centros comerciales de Medellín y el Oriente antioqueño. El cliente compra y paga sin supervisión.

  • En las tiendas, ubicadas en Rionegro, Medellín y Envigado; los usuarios pueden depositar el dinero en un cofre o transferir a través de un QR. FOTO Alejandro Bermúdez
    En las tiendas, ubicadas en Rionegro, Medellín y Envigado; los usuarios pueden depositar el dinero en un cofre o transferir a través de un QR. FOTO
    Alejandro Bermúdez
25 de junio de 2021
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Al estilo de Canadá, Estados Unidos y Europa, donde es común encontrar mercados autónomos, en Antioquia se han venido implementando las llamadas “tiendas de la confianza”, un modelo de negocio que consiste en exhibir productos confiando en la honestidad de los clientes, pues son los encargados de depositar el dinero sin ningún tipo de supervisión.

Para comprar aguacates en el centro comercial Jardines Llanogrande, ubicado en el Oriente antioqueño, por ejemplo, hay tres simples pasos explicados en un banner publicitario: “Uno, escoge tus aguacates; Dos, deposita el pago en el cofre o realiza la transferencia bancaria; y Tres, confiamos en ti”.

Eso es, en parte, lo que ha generado el éxito de la estrategia. “Compramos productos frescos y de buena calidad sin filas y sin intermediarios; por eso me ha gustado”, dice Fernando Candamil, uno de los clientes que, además, afirmó no haber visto una de estas tiendas en ninguna otra parte del país.

Al lado de los aguacates también coexisten dos tiendas de la confianza más. “Las de las flores, que son arreglos personalizados con hortensias; y las de las fresas y uchuvas, que son fruta fresca empacada en bandejas y lista para llevar”, explica Maria Paz Peñuela, líder comercial de Jardines Llanogrande.

La cultura de la confianza

Para Juan David Muñoz, dueño de Frutos JD y responsable de una de las tiendas, la idea le ha permitido ver crecer su negocio ahorrando dinero que puede reinvertir en material o en más trabajadores para los cultivos de fresas y uchuvas. Su negocio es pequeño y familiar, “tenemos unos cultivos en una vereda de Rionegro donde unos de los trabajadores son mi papá y mi suegro. Empezamos hace poco con esto de la confianza y nos ha funcionado muy bien, estamos felices”, cuenta.

Y es que, “además de que nos ahorramos pagar un trabajador de tiempo completo, sus prestaciones y todo lo demás; la gente ha sabido responder muy bien”, complementa Muñoz. Según él, los productos que no pagan “no alcanzan a ser ni el 3%”, por lo que quiere implementar el mismo modelo en otros espacios.

En eso concuerda Felipe Pabón Luna, gerente de Quiero Fruta, la empresa que vende aguacates con la metodología de autoservicio. Pabón describe la experiencia de su empresa en cuatro centros comerciales de Antioquia como “muy exitosa” y las cifras lo respaldan. Además de que debe surtir a diario la tienda, por el éxito de sus aguacates, “las pérdidas por la gente que decide no ser honesta son, cuando mucho, del 7 %. Eso significa que nos ha dado mucha utilidad”, confiesa.

Pese a que el inicio de Pabón fue en Llanogrande, ya logró expandirse a los centros comerciales San Nicolás, también en Rionegro; y a Arcadia y Viva Envigado, en el Valle de Aburrá.

El modelo, además, permite ayudar de manera directa a campesinos de la región, pues son productos cosechados en Antioquia. Para ejemplificar, las hortensias crecen en las montañas de El Carmen de Viboral y las fresas se cultivan en la vereda San Luis, de Rionegro.

¿Cuál es la clave?

Ante la novedad de la idea, muchos antioqueños y turistas se muestran asombrados. “Me preguntan que dónde está la persona que atiende y se sorprenden mucho cuando les digo que no hay nadie, que ellos deben tomar el producto y pagar. Más tarde vienen a que les cambie un billete o a que les explique cómo pueden consignar”, describe Laura Gómez, una empleada que trabaja en una farmacia justo en frente de una de las tiendas de la confianza.

Sin embargo, otros clientes sí recuerdan un referente en el departamento. “Había visto algo similar en Medellín y con unos buses en que también era la gente la que debía pagar siendo honesta”, rememora una de las clientas. (Ver: antecedentes)

De hecho, Pabón cuenta que ese fue uno de los ejemplos que lo llevaron a pensar que podía funcionar ese tipo de negocio, “y así fue. La mayoría de gente es muy responsable y deposita lo justo”.

Para él, que además abrirá otras tiendas de la confianza en dos centros comerciales más de Medellín, hay una serie de claves para que funcione: “todo dependerá del producto, pero con mis aguacates, por ejemplo, hay que ubicarlos en las salidas, cuando la gente ya vaya de salida y piense que llevarse una bolsa de aguacates para su hogar es buena idea”, dice.

Además, desde la perspectiva de Peñuela, también es clave ubicarlos en lugares visibles que los hagan atractivos al cliente pero que, además, impidan que alguien aproveche para robar el dinero que se ha depositado.

Lo cierto es que, la verdadera clave está en los usuarios que deciden responder bien a esa confianza que les están entregando. “Hay que ir formando esta cultura que está muy marcada en el exterior, demostrar que sí podemos ser honestos y promover la confianza entre nosotros”, dijo Tulio Gonzalo Betancourt, un cliente fiel de las tiendas de la confianza que están funcionando desde 2020

97 %
de los usuarios que compran en la tienda de fresas y uchuvas pagan honestamente

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