La violencia entre pandillas juveniles se salió de control en Apartadó, donde las autoridades tuvieron que recurrir al toque de queda para menores de edad como medida desesperada para frenar los enfrentamientos entre este tipo de agrupaciones.
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La medida rige en ese municipio del Urabá antioqueño desde el miércoles en la noche, aunque apenas este jueves comienza a ser más drástica la restricción, con operativos policiales en los barrios más neurálgicos en cuanto a este tipo de problemática.
La prohibición para circular por las vías públicas, parques, plazas y “demás lugares considerados de uso público y establecimientos comerciales”, obliga a los menores de 18 años de edad, entre las diez de la noche y las seis de la mañana del día siguiente. Solo podrán estar en esos lugares si cuentan con el acompañamiento de uno de sus padres, su representante legal o una persona mayor responsable, según el decreto 391 firmado por el secretario de Gobierno, Rubiel Antonio Montes el pasado miércoles en la tarde.
“Los niños, niñas y adolescentes que infrinjan la anterior disposición, serán conducidos por la Policía de Infancia y Adolescencia al sitio que disponga la administración municipal para tal fin. Una vez allí, se registrarán los datos de los menores y se comunicará del hecho a sus padres, representante legal y/o adulto responsable para que comparezca y firme la correspondiente acta de amonestación”, reza el documento.
Además, aclara que si acaso no se presenta ninguna de las personas mencionadas y el menor da su dirección, este será llevado hasta su casa y dejado en compañía de su familia, pero si tampoco se cumple esa condición, entrará a actuar el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Un asesinato brutal
Tan drástica determinación fue adoptada a raíz de los enfrentamientos suscitados en los últimos días entre grupos de jóvenes. Uno de ellos, ocurrido el martes pasado hacia las 4:20 de la madrugada y fue captado por un video que muestra escenas escalofriantes.
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En las imágenes aparecen entre cinco y seis muchachos correteando a otro con machetes y puñales en sus manos. Cuando logran alcanzarlo arremeten contra él sin misericordia con esas armas, produciéndole heridas graves.
El hombre queda tendido en la acera, malherido, en medio de un charco de sangre; y al instante aparecen del lado contrario otros: mientras que uno solo se ocupa de auxiliarlo, los demás persiguen a los primeros.
La víctima finalmente murió tras recibir 35 heridas en diferentes partes de su cuerpo, pero además, de acuerdo con el secretario Montes, los amigos que emprendieron la persecución de sus atacantes hirieron a un joven de 15 años que a esa hora acompañaba a su hermanito menor al colegio.
La persona fallecida fue identificada como José Daniel Varela, de 20 años. Luego trascendió que este había sido capturado a los 16 años en el casco urbano del municipio señalado de matar a tres personas y solo hace unos días había recobrado la libertad, pero que a su vez todo lo anterior sucedido después de que le asesinaran a un amigo. En eso se basan las autoridades para plantear la hipótesis de que su muerte obedeció a una cadena de venganzas.
Tras la muerte de Varela, la Policía emprendió las investigaciones que hasta ahora han arrojado la localización de dos hombres adultos cuya captura fue legalizada y permanecen bajo detención intramural; también aprehendieron a un menor de edad que igualmente habría participado en el mortal ataque y está bajo medidas de protección.
Esa misma noche del homicidio de Varela, en Apartadó ocurrieron dos enfrentamientos violentos entre pandillas juveniles en el barrio Obrero y la vía al barrio López, y se teme que sigan sucediendo, por lo cual urge evitarlo.
Conflicto con raíces históricas
“Lo que estamos buscando es prevenir que estas situaciones continúen y reducir estos enfrentamientos entre los jóvenes”, recalcó el secretario de Gobierno de Apartadó.
Las operaciones para hacer cumplir el toque de queda se centrarán principalmente en las comunas 1 y 2, donde están los sectores más conflictivos, Obrero, Primero de Mayo, Las Brisas, Policarpa, Lopez, El Concejo, Santa María y 20 de Enero.
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Pero, de manera complementaria, el Municipio está buscando acercamientos con jefes de las pandillas y tiene pensado programar mesas de paz y diálogo con ellos para la próxima semana con el fin de llevarles la oferta institucional disponible, pues hay conciencia de que el fenómeno de la delincuencia juvenil en Apartadó tiene causas sociales profundas.
“En el municipio hay alrededor de 60.000 jóvenes y de esos unos 800 están en este conflicto”, indicó Montes.
En muchos casos se trataría de muchachos que crecieron huérfanos porque sus padres perecieron en la época conflictiva de la década de 1990, cuando Urabá se convirtió en la zona más violenta de Antioquia.
