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El pueblo indígena que afirma tener antídoto contra el coronavirus

Su remedio contra la covid-19 está hecho con plantas tradicionales y conocimientos ancestrales.

  • La parte baja del resguardo está a 10 minutos en carro de Necoclí. FOTO camilo suárez
    La parte baja del resguardo está a 10 minutos en carro de Necoclí. FOTO camilo suárez
  • El resguardo Caimán Nuevo está conformado por la etnia gunadule, que también tiene población en Chocó. FOTO Camilo Suárez
    El resguardo Caimán Nuevo está conformado por la etnia gunadule, que también tiene población en Chocó. FOTO Camilo Suárez
  • La comunidad indígena también creó un carné para llevar registro de las dosis. FOTO Camilo Suárez
    La comunidad indígena también creó un carné para llevar registro de las dosis. FOTO Camilo Suárez
13 de septiembre de 2021
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La noticia de un nuevo virus de rápida expansión que arrasaba vidas en todo el mundo, corrió como el viento y causó incertidumbre. ¿Qué podía esperar una comunidad de 1.875 personas ante una emergencia sanitaria de esa magnitud?, se preguntaban los indígenas gunadules del resguardo Caimán Nuevo, entre Necoclí y Turbo (Urabá).

El miedo a desaparecer, el mismo que por años los cobijó bajo el manto del conflicto armado, llegó de nuevo. Y tras él, el primer caso de covid-19 identificado en Colombia. Ganarle la carrera al coronavirus se convirtió en su meta. Luis Ángel Rodríguez, sagla (líder) del resguardo, recuerda que analizaron lo que escuchaban y leían sobre la nueva enfermedad y decidieron usar sus saberes ancestrales para enfrentarla.

Comenzaron reuniones de botánicos, horas de estudio, mezclas, descartes, hallazgos y asambleas con el pueblo. Ocho médicos tradicionales recolectaron 321 especies de plantas, relata el médico tradicional Efrén Sambé Rivera, pero concluyeron que solo 13 eran útiles contra el virus.

El fuego calentaba las vasijas para mezclar las plantas. Querían blindarse para cuando el virus arribara a su hogar. Casi dos meses después determinaron que habían creado un antídoto oral. En mayo de 2020 se bebió la primera toma.

Ramiro González, líder del resguardo y tecnólogo en Administración de Servicios de Salud, dice que una dosis consiste en una bebida diaria durante ocho días consecutivos para adultos y cuatro para mujeres embarazadas. Los niños la reciben en baños, no la ingieren. Una nueva dosis se entregó cada mes hasta diciembre del año pasado, cuando terminó el primer ciclo.

El resguardo Caimán Nuevo está conformado por la etnia gunadule, que también tiene población en Chocó. FOTO Camilo Suárez
El resguardo Caimán Nuevo está conformado por la etnia gunadule, que también tiene población en Chocó. FOTO Camilo Suárez

Sin embargo, su descubrimiento no los salvó de los contagios. Antero González, líder de la comunidad y técnico en Auxiliar de Enfermería, dice que casi toda la población ha tenido coronavirus, aunque pocos casos se han complicado y nadie ha muerto. Presentaron síntomas leves, tos, congestión y pérdida del olfato y el sabor, lo que comprobaron oliendo albahaca o cebolla. Los infectados fueron tratados con bebidas, baños, vapores y días bajo el sol.

Quien se enfermaba tardaba máximo dos semanas en recuperarse. Por eso, se convencieron de que la bebida surtió efecto y sentaron una posición que sigue viva: su antídoto tradicional es suficiente y no desean aplicarse la vacuna ofrecida por el gobierno.

¿Están en riesgo?

Milton Santacruz Aguilar, líder asesor gunadule, defiende la bebida como algo fundamental en su deseo por transmitir la medicina ancestral a las nuevas generaciones.

Entre tanto, Neider Pupo Negrete, gerente del Hospital San Sebastián de Urabá, de Necoclí, cuenta que no han tenido consultas de indígenas gunadules por covid-19, pero que, aunque les han ofrecido hacer parte del Plan Nacional de Vacunación, no quieren acceder. El profesional no se atreve a validar ni a descalificar la “vacuna” de Caimán Nuevo, pero insiste en que “no tiene soporte científico”.

El respeto por las tradiciones y sabiduría ancestral de esta comunidad es importante y así lo consideran expertos en ciencias humanas y de la salud. “Sus prácticas no tienen el nivel de evidencia científica que nosotros esperaríamos, pero se deben respetar”, dice Rita Almanza, epidemióloga experta en el tema. Sin embargo, opina que es muy importante acompañarlos y enfatizar en la necesidad del uso de elementos de protección, como el tapabocas.

La comunidad indígena también creó un carné para llevar registro de las dosis. FOTO Camilo Suárez
La comunidad indígena también creó un carné para llevar registro de las dosis. FOTO Camilo Suárez

La experta asevera que es difícil determinar la eficiencia de la bebida gunadule porque no se hizo seguimiento a los casos detectados, para saber, por ejemplo, si todos eran coronavirus u otras enfermedades. Incluso, Almanza alerta por los riesgos de muerte de esta población si no se aplica la vacuna. Según sus datos, por poner un ejemplo, el 99 % de los pacientes de agosto hospitalizados por covid-19 en Medellín no tenía esquema completo de vacunación.

En su consideración, los gunadules también podrían haber generado anticuerpos naturales si se infectaron, pero es una protección que durará entre seis y ocho meses, por lo que corren el riesgo de reinfectarse, teniendo en cuenta que hay otras variantes que están circulando.

Carlos Álvarez, médico infectólogo y profesor de la Universidad Nacional, coincide. Y agrega que la bebida indígena podría darles una falsa sensación de protección y hacer que disminuyan los protocolos de bioseguridad. El Ministerio de Salud conoce el caso de este pueblo y respeta su autonomía, por ello, no solo en Antioquia, sino también en otros departamentos, han tenido espacios de diálogo y concertación para buscar puntos de encuentro entre sus tradiciones y el Plan de Vacunación.

Alejandro Cepeda, jefe de la Oficina de Promoción Social de esta cartera, asegura que estos pueblos tienen algo particular en su territorio: casi siempre zonas rurales y de población dispersa. Al estar en sitios alejados y más abiertos pueden protegerse más de contagios; no obstante, tienen más dificultades de acceso a la vacunación.

Esto también influye en la recolección de datos sobre el número de contagios y cifra de vacunados en comunidades étnicas. Los datos oficiales del Instituto Nacional de Salud (INS) dan cuenta de que, con corte al 10 de septiembre de 2021, se presentaron 2.372 casos de coronavirus en poblaciones indígenas de Antioquia. Sobre el pueblo gunadule no reposa ningún registro.

El resguardo seguirá trabajando para fortalecer su medicina ancestral. Ya crearon un carné para su pueblo y esperan construir una historia clínica de cada integrante de la comunidad. Su última decisión fue aprobar la “fumada de la pipa por la paz”, un ritual que realizarán entre el 15 y el 30 de septiembre para limpiar el territorio en busca de su protección, armonía y equilibrio con la Madre Tierra.

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