Cuando de afectaciones a la salud mental se trata hace mucho daño ese adagio popular de que “los trapos sucios se lavan en casa”. Tan es así que la Organización Mundial de Salud recomienda hoy hablar de estos temas desde una óptica de protección, prevención y disuasión.
El panorama es complejo en Medellín y Antioquia por la ocurrencia de casos de suicidios e intentos de suicidios. De hecho tanto la capital antioqueña como el departamento superan la tasa nacional y revelan que hay un camino extenso por recorrer en programas de prevención y de atención oportuna para la población que da señales de riesgo.
Enfermedades como la depresión mayor son un factor importante asociado con el suicidio.
Dos cifras, de la Secretaría de Salud de Medellín, sirven para ilustrar el tema: en la capital antioqueña en 2019 se registraron 2.477 intentos de suicidio, de los cuales el 66 % fueron mujeres y el 34 % restante fueron hombres. El 40% de esos 2.477 casos correspondió a jóvenes de entre 18 y 28 años de edad.
Natalia López Delgado, subsecretaria de Salud Pública de Medellín, explicó que el incremento de este tipo de conductas es un fenómeno mundial que, por supuesto, involucra al departamento y a la capital antioqueña.
“El año pasado registramos 170 muertes por ese tema. Siempre que se registre un intento de suicidio hay que consultar en urgencias para registrar el caso, recibir la atención necesaria y porque un evento de estos necesita que se active una ruta y unas acciones en salud que se deben desarrollar. Nunca hay que darle manejo casero a ese tema”, explicó.
Cristian David Vargas, psiquiatra y docente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, indicó que entre las principales señales de riesgo están “los cambios abruptos en el comportamiento, en el estado de ánimo, en el patrón del sueño o la alimentación. Si uno nota que un familiar está más aislado y que tiene un cambio en su comportamiento así no esté pensando en el suicidio, la idea es indagar y consultar”.