Anna Christie, de Clarence Brown (1930)

Un pasado que pesa

Por: María Fernanda González García

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¿Amar o ser amado? Esa pregunta ha rondado en la mente de los humanos desde tiempos inmemoriales, y a esto se enfrenta nuestra hermosa Greta Garbo interpretando a la joven Anna Christie, a quien la vida no le ha pagado de la mejor manera y por lo que ella buscará alternativas para poder sobrevivir a su desgracia.

Una de esas soluciones es regresar al hogar paterno, del que fue separada desde pequeña. Su padre, George F. Marion interpretando a Chris Christofferson, la había dejado en una granja al cuidado de unos familiares, quienes, aprovechando su corta edad, abusaron de ella sin piedad. Luego, aparece un lapso que no es develado en la trama, pero conocemos casi al final que durante unos dos años trabajó en un prostíbulo para poder costear su vida. La enfermedad toca a su puerta y la recuperación la deja sin fuerzas, por lo que apresura su visita a su padre alcohólico, quien no niega los sentimientos de alegría y añoranza por volver a encontrarse con su hija.

Anna Christie trata de ocultar su pasado gris y, aunque no se siente del todo cómoda, haya la manera de convivir con su padre en un navío, este hombre la trata aún como una pequeña y le insiste en que sería una desgracia si ella se casara con un marinero, debido a la mala experiencia que él tuvo con su madre. Nuestra protagonista hace oídos sordos cuando, en una noche al rescatar tres marineros de un naufragio, entre ellos conoce a Charles Bickford interpretando a Matt Burke el cual se enamora torpemente de ella.

El par de enamorados viven su idilio de mar sin importar que el padre de la joven se niegue rotundamente a la relación, y sigue insistiendo en la separación de estos por el bien de su hija. Las cosas se ponen tensas cuando Matt le propone matrimonio a Anna creyendo que ella es una señorita de “bien”, desde allí el temor y el dolor se manifiestan en el hermoso rostro de la muchacha. El final de esta obra es un poco tosco, pero no niego la caracterización de Garbo, quien a pesar de contar con un porte elegante logra transmitir la preocupación y desgracia de una mujer marginada.

Admiro la fuerza de su discurso cuando decide abandonar a su novio. Una mujer decidida a lanzarse al abismo de la verdad oculta, que sin escatimar su sinceridad, se enfrenta con valor a la negación de su padre y la rudeza de su prometido. Anna Christie es el reflejo de muchas mujeres sobrevivientes de la prostitución quienes buscan una segunda oportunidad.