La doncella, de Park Chan-Wook

La trampa y el engaño

Íñigo Montoya

20160627141620

Es lamentable que un director como el coreano Park Chan-Wook, quien nos ha sorprendido y turbado al mismo tiempo con fascinantes y originales películas (la trilogía de la venganza, I’m a Cyborg, but that’s OK, Stooker), llegue ahora con una de esas historias que reposan en un esquema harto transitado por el cine occidental, el de las tramas de estafadores y engaños. La lista es larga: House of games, The grifters, The Spanish Prisiones, Nueve reinas, Following, Intacto y tantas otras.

La diferencia es que (advertencia de spoilers) el juego de engaños en este filme está empaquetado con la estilización de una historia oriental ambientada en los años treinta y alambicada con el erotismo de la tradición japonesa, pero con el gancho adicional del amor lésbico. Todo está planificado para que esta película funcione con distintos tipos de públicos.

Las películas con este esquema siempre repiten una dinámica que resulta siempre tramposa con el espectador: le muestran unos hechos, luego en un giro sorprendente le dicen que lo que vio era otra cosa y se lo explican diferente con flashbacks o un narrador. Esto puede ocurrir varias veces a lo largo de la trama. Entonces, el espectador ve algo que después le dicen que es otra cosa y se supone que debe sentirse agradecido y encantado por la sorpresa y el artificial engaño.

Sin embargo, muy pocas de estas películas son honestas con sus recursos. La manera de identificar cuáles no lo son es si durante la historia uno constantemente se está preguntando por la solidez de la trama, la lógica de las acciones y personajes o la verosimilitud del argumento. No importa que más adelante le expliquen a uno por qué esos aparentes vacíos y todo quede claro: se lo explicó el guionista, no la historia.

El caso es que si el espectador descubre las suturas de la trama, no importa qué tan lógica sea luego la explicación, porque será explicación de guionista, no la sólida construcción de un argumento. Y eso es lo que ocurre en esta película, que uno constantemente se está preguntando por la inconsistencia de ciertas acciones, diálogos y decisiones de los personajes. En otras palabras, las cosas cuadran para que transcurra el argumento y con una de esas peripecias narrativas sorprenda al espectador.

Podrá ser muy bella visualmente, tremendamente sensual en algunos de sus pasajes, pero para qué esas empaquetaduras y ganchos si su estructura ósea adolece de consistencia y termina siendo solo un truco de mago en las manos de un guionista efectista.