Actividad paranormal, de Oren Peli

Un demonio está en casa

Por: Íñigo Montoya

Inevitable pensar inmediatamente en El proyecto de la bruja de Blair (1999) a propósito de esta película. El esquema es el mismo: una entidad misteriosa que acecha y ataca a unas personas, a una pareja en este caso, y que la veracidad del suceso es legitimada por el lenguaje documental, del cual hace parte la leyenda, plantada por los mismos productores, de que no se trata de una reconstrucción sino de la cinta encontrada luego del horrible suceso.

La bruja de Blair golpeó primero y por eso golpeó más fuerte, pero después de ella la fórmula del falso documental es menos efectiva porque, como se sabe, el cine de horror es el género que más se desgasta. Aún así, en esta nueva cinta la fórmula es bien aplicada y eficazmente mezclada con otro de los clásicos esquemas del cine de horror, el de la “casa embrujada”.

Es una película sólo para los fanáticos del género, para quienes gustan de dejarse llevar por las emociones y el miedo creado por las imágenes en la pantalla, sin importarles la factura visual o el efectismo. Y si, además, se trata de espectadores que cuando entran a una sala de cine se les diluye la diferencia entre realidad y ficción, pues ésta es la película perfecta para crearles sensaciones fuertes. Porque no se trata de una película de horror “tramposa”, es decir, de esas que le meten sustos al público en lugar de meterles miedo. Lo suyo es un trabajo limpio, sugestivo y bien planificado.