Enemigos públicos, de Michael Mann

Cuando los villanos de confunden con héroes

Por: Oswaldo Osorio

De acuerdo con Las Uvas de la Ira (Steinbeck/Ford), los verdaderos enemigos públicos en los años treinta en Estados Unidos eran los bancos. Las crisis económicas, empezando por la Gran Depresión (la más cinematográfica de todas), siempre afectan especialmente a las clases bajas y medias, porque generalmente los bancos y corporaciones sacan provecho con su poder económico o, en el peor de los casos, se declaran en bancarrota y quedan libres de deudas.

Esta situación no sólo crea un gran resentimiento popular, como se puede ver en el libro de Steinbeck y la película de Ford, sino que propicia la proliferación de la delincuencia, en este caso también la delincuencia más cinematográfica de todos los tiempos. Por eso ésta no es la primera película sobre John Dillinger, hay ya muchas, y eso es porque es un personaje de vida extrema que realmente existió, porque su historia da un gran gusto contarla y porque era un héroe popular.

Así que buena parte del atractivo de esta cinta descansa sobre esa figura legendaria del ladrón de bancos que, indirectamente, castigaba a los poderosos y se vengaba de ellos en nombre de un pueblo llevado a la miseria. Pero además, aquí es redefinido con un aire y una actitud que llevan su perfil casi al punto de un romanticismo rebelde e idealista, lo cual potencia ese atractivo. Y esto se puede ver en su desprecio por las reglas y el sistema, su desdén por la vida normal y el futuro planificado, la libertad para vivir y su actitud siempre temeraria, así como su romántica y entregada forma de amar. Y para ajustar, es encarnado por Johnny Depp.

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