Los vigilantes, de Zack Snyder

Un cómic para adultos

Las adaptaciones de cómics están de moda. El éxito de los Batman de Tim Burton a principios de los noventa es una razón, pero la principal es la explosión de la imagen digital en el cine, la cual permite crear esos universos y sus poderosos personajes de los cómics como nunca antes había sido posible.

Entre todas esas adaptaciones hay de todo, desde bazofias como Los cuatro fantásticos, populares superproducciones como X-Men y El Hombre Araña, hasta complejas y adultas cintas como Los vigilantes (Watchmen), un exitoso cómic que no se limita, como la mayoría, a contar una historia de acción y aventuras protagonizadas por héroes unidimensionales.

Desde su planteamiento ya se evidencia la inusual propuesta de este cómic de Alan Moore y Dave Gibbons: súper héroes humanos, un tiempo alternativo (mediados de los ochenta con Nixon de presidente y la inminente amenaza atómica) y una visión del mundo oscura y caótica, donde estos súper héroes también se muestran atribulados, amorales y hasta decadentes.

Con ese material el director Zack Snyder, que hace poco ya nos había sorprendido con la adaptación de otro gran cómic (300), crea una historia compleja y opresiva, en la que no hace concesiones al género, por lo que no le teme a dedicarle más tiempo a la construcción de personajes y sus relaciones con ese nefasto universo, antes que abandonarse al efectismo de las secuencias de acción y las confrontaciones.

La película está cargada de referentes de la cultura popular y de la historia norteamericana. Si bien las películas futuristas son las que siempre comentan y critican el estado de cosas actual, este recurso de crear un tiempo paralelo resulta también muy revelador: ¿Cómo sería la historia con Nixón (aquí con su larga nariz de Pinocho) mangoneando el mundo? ¿Qué pasaría si la guerra nuclear fuera una posibilidad cercana?

Por último, en su aspecto visual, como es natural dado su origen, esta película resulta realmente atractiva y se constituye en un valor por sí solo. La ambientación, las atmósferas creadas, los encuadres heredados de la estética del cómic, todo está en ella concebido para ser un espectáculo visual y plástico. Es una película que por momentos se atasca en su farragoso guión, pero en definitiva se trata de un filme verdaderamente estimulante, a todos los niveles. 

I.M.