Alejandro Cortés A.
Existen legítimos temores de que al abrir la puerta a la participación en política electoral de servidores públicos, se presenten abusos por parte de quienes se encuentran en cargos de poder. En efecto, no es difícil imaginar que figuras como el presidente, ministros, alcaldes y gobernadores se verán...
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Política y funcionarios: regular lo inevitable
Alejandro Cortés A.
Centro de Análisis Político de la Universidad Eafit
Existen legítimos temores de que al abrir la puerta a la participación en política electoral de servidores públicos, se presenten abusos por parte de quienes se encuentran en cargos de poder. En efecto, no es difícil imaginar que figuras como el presidente, ministros, alcaldes y gobernadores se verán tentados a usar el poder del que están investidos para favorecer a los candidatos de su preferencia en campañas políticas. El problema es que, de hecho, esto ya ocurre. Es un secreto a voces que a lo largo y ancho del país, quienes se encuentran en cargos como los mencionados, utilizan su poder para apoyar a los aliados políticos que buscan reemplazarlos, o que, en general, intentan alcanzar algún cargo de elección popular. Pero esto ocurre de manera subrepticia, por debajo de la mesa.
Recordemos, por ejemplo, que en las elecciones presidenciales de 2010 Álvaro Uribe llegó al extremo de decir que la seguridad del país no podía quedar en manos de un “caballo discapacitado”, haciendo una confusa referencia al candidato Antanas Mockus, quien acababa de revelar que sufría de la enfermedad de Parkinson. Y esto para favorecer al entonces candidato de su preferencia, Juan Manuel Santos, sin hacerlo abiertamente. Advierto que estoy en desacuerdo con el proceder del entonces presidente Uribe en dicho momento, pero pienso que el episodio es muestra de lo absurdo que es pretender que los políticos no participen en política. Hubiera sido mucho más sano que Uribe hubiera podido decir tranquilamente que el candidato de su preferencia era Santos, sin temor a incurrir en una indebida intromisión en política. Este es solo un ejemplo de gran visibilidad, por el peso de las figuras políticas involucradas. Pero no sería difícil encontrar otros ejemplos menos visibles a nivel nacional.