Durante la etapa preescolar se cimientan las bases para formar seres humanos con capacidad de tomar decisiones y convivir en sociedad.
Es por eso una etapa ideal para desarrollar competencias personales y sociales y para lograrlo es necesario garantizar una educación de calidad para el niño, no solo desde las condiciones de infraestructura, la pedagogía aplicada y la docencia, sino desde dimensiones fundamentales para el desarrollo del menor.
Algunos expertos aseguran que para garantizar esta calidad educativa es fundamental hacerlo desde tres dimensiones: seguridad, protección básica y un entorno afectivo positivo.
Carlos Escobar, coordinador de preescolar y primaria del colegio Universidad Pontificia Bolivariana, explicó que estas dimensiones deben garantizarse y que le permitan al niño “sentirse importante, confiado y alegre, y con la oportunidad de tener experiencias apropiadas de aprendizaje, donde se estimulen la comunicación, la creatividad, el juego y el arte”, tal como lo afirma la chilena María Olivia Herrera.
El entorno familiar
Teniendo en cuenta estas tres dimensiones planteadas y que la etapa preescolar es comprendida entre los cero y los 6 años, el papel de la familia, especialmente en la dimensión de un entorno afectivo positivo es fundamental.
Y es que en la educación preescolar, más que en cualquier otra, se debe pensar desde la formación integral, más allá de la cobertura.
Escobar explica que la dimensión socio-afectiva en el niño juega un papel fundamental en el afianzamiento de su personalidad, autoimagen, autoconcepto y autonomía, esenciales para la consolidación de su subjetividad, como también en las relaciones que establece con los padres, hermanos, docentes, niños y adultos cercanos a él.
De esta forma el niño “va logrando crear su manera personal de vivir, sentir y expresar emociones y sentimientos frente a los objetos, animales y personas del mundo, la manera de actuar, disentir y juzgar sus propias actuaciones y las de los demás, al igual que la manera de tomar sus propias determinaciones”, explicó Escobar
De hecho, los profesionales en educación escolar resaltan continuamente la importancia de que los padres se involucren en la formación del niño.
Algunos expertos aseguran que los niños que antes de los tres años asisten a un centro parvulario tienen diferencias estadísticamente significativas frente a aquellos niños que se quedan en casa.
En este sentido, uno de los retos de las instituciones educativas es lograr que los padres de familia se apropien del manual de convivencia, generando una relación más estrecha que contribuya a garantizar una mayor calidad en la educación del niño.
97%
es la cobertura bruta de la educación preescolar en Colombia, según cifras de Fedesarrollo.