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El presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, destacó ayer el valor del perdón para que haya paz en Colombia, al visitar un caserío del Cesar, donde ese organismo multilateral financia un programa de reparación colectiva a víctimas de la guerra.
“Si no se perdona no hay paz”, dijo Jim en su visita a Guacoche, un caserío de calles polvorientas a unos 10 kilómetros de Valledupar, capital del departamento del Cesar.
En Guacoche, el presidente del Banco Mundial escuchó los relatos de la tragedia que vivieron sus habitantes el 6 de abril de 1997, cuando un grupo paramilitar se tomó el pueblo y asesinó a dos de sus pobladores, iniciando un régimen de terror de 10 años, pero también la filosofía de reconciliación que marca la vida de sus pobladores.
“Queremos que la paz avance y que sea para toda Colombia”, manifestó a Jim el líder comunal Algemiro Quiroz, cuyo padre fue una de las víctimas de aquella incursión paramilitar.
Quiroz señaló que así como los guacocheros perdonaron a quienes los hicieron sufrir durante 10 años, “la sociedad colombiana debe desarmarse espiritualmente” para alcanzar la paz.
En el acto, en el que estuvieron presentes el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri; la directora de la Unidad para las Víctimas, Paula Gaviria Betancur; el gobernador del Cesar, Franco Ovalle, y el coordinador humanitario y residente de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, Jim destacó el ejemplo que da al mundo la comunidad de Guacoche.