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Vienen días agitados para la empresa Metro de Bogotá. El presidente Juan Manuel Santos le dio el visto bueno al metro elevado, con la condición de que el calendario se cumpla y la construcción comience en 2018. Prueba del compromiso de Santos es el documento Conpes que expidió el Gobierno para adelantar el metro, el tren de cercanías y la ampliación de Transmilenio.
El Conpes contempla una inversión histórica: 15,2 billones de pesos para financiar el metro elevado, las fases II y III de Transmilenio en Soacha y el tren de cercanías (Regiotram). Las obras de Transmilenio son hasta el momento las más avanzadas y las que cuentan con mayor financiación. Con el Conpes, el Gobierno entregará 430.000 millones de pesos de los 630.000 millones de pesos que cuesta la obra.
En el segundo semestre de este año se estaría abriendo la licitación para la ampliación de Transmilenio hasta Soacha. En total, la línea se extenderá 3,9 kilómetros. Así, el sistema de transporte masivo podría movilizar 400.000 pasajeros al día. Además se construirán 7,8 km de ciclorutas y un parque lineal de 12.000 metros cuadrados. Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), con la obra se recuperan 126.000 metros cuadrados de espacio público.
Un poco más lejos de ejecutarse está el proyecto del tren de cercanías, que iría desde Bogotá hasta Facatativá. Las obras tienen un costo parcial de 5,5 billones de pesos (1,6 billones de pesos de inversión y 3,9 billones de pesos en costos operativos). El proyecto, sin embargo, no ha superado la fase de factibilidad, a cargo de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).
El tren de cercanías, de iniciativa público privada, beneficiará a 211.000 pasajeros al día. Se estima que el trayecto de Facatativá a la carrera Décima de Bogotá podría tardar 48 minutos con el tren. Actualmente, los vehículos pueden tardar dos horas en ese mismo viaje.
En los planos actuales aparecen 41 km de vía férrea, de los cuales 15 km estarán en Bogotá. En la ciudad se instalarán 12 estaciones y en las afueras 6. El gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, celebró el Conpes y confirmó que “la conexión entre el aeropuerto Eldorado y Facatativá será realidad con el Regiotram”.
El director del DNP, Simón Gaviria, explicó que el Gobierno Nacional se la jugó por el metro elevado porque se ajusta al presupuesto actual de la Nación. “Teniendo en cuenta la devaluación del peso, el metro subterráneo costaría 17 billones de pesos que no tenemos, y con los recursos actuales solo podríamos llegar hasta la calle 50. Con el metro elevado llegaríamos hasta la 72”.
No obstante, Gaviria admitió que “hace falta la estructuración técnica y legal” del proyecto. Hasta el momento, el metro elevado cuenta con estudios de prefactibilidad de la empresa francesa Systra (ver infografía).
Es justamente la ausencia de estudios lo que han criticado los opositores del alcalde Enrique Peñalosa. De hecho, el Juzgado 54 Administrativo del Circuito Judicial le solicitó a la Alcaldía de Bogotá que explique por qué destinó presupuesto de vigencias futuras para el metro elevado cuando el Concejo las había aprobado para el subterráneo.
El debate llegó al terreno jurídico luego de que el concejal Hollman Morris interpusiera una acción de cumplimiento. Sobre el Conpes, Morris dijo que “Peñalosa no puede licitar el metro sin estudios de ingeniería de detalle, como tampoco puede hacerlo sin financiación”.
Si el alcalde Peñalosa sale victorioso de este proceso, el metro elevado, según cálculos de la Alcaldía, comenzaría a construirse en 2018. Para Darío Hidalgo, director de investigación de Embarq, “el Conpes es positivo porque se mantiene la inversión del Gobierno Nacional. Sin embargo, todavía quedan temas por resolver, como la compra de predios y la reubicación de redes de servicios públicos. Mirándolo en general, el Conpes representa ambiciosas inversiones para mejorar la movilidad en Bogotá”.