A tres años y diez días de haber llegado a la Vicepresidencia, Francia Márquez asegura que ya no es la misma mujer que irrumpió en la campaña presidencial con un tono confrontador y desafiante. Hoy se describe más reflexiva, pero aún dispuesta a enfrentar las controversias que la rodean. “Ya sé cómo funciona el Estado, cómo se mueve la inversión, cómo actúa la oposición. Ha sido un aprendizaje importante”, dijo en una entrevista para Los Informantes, de Caracol Televisión.
Uno de los episodios que más ha marcado su gestión es el uso de helicópteros para sus desplazamientos. “Antes de llegar a la Vicepresidencia yo no sabía que habían helicópteros, que habían aviones, que el Estado tenía todo eso, yo no sabía nada de eso” (sic), reconoció Márquez, pese a que es graduada de Derecho, lo que sorprendió a los televidentes, que vieron en sus palabras un desconocimiento del Estado que representa.
La vicepresidenta explicó que la medida, la de movilizarse en helicóptero, fue impuesta como esquema de seguridad después de recibir amenazas y de que se detectaran explosivos en la vía hacia su casa. Sin embargo, la polémica por esos traslados derivó en críticas y hasta en canciones satíricas que, según ella, intentaron mostrarla como alguien alejada de sus raíces. “Me arman la narrativa de que ya me aburguesé porque ando en helicóptero. ¿Hasta canción hubo? Yo me la bailé”, contó entre risas.
Márquez reconoció que las consecuencias de su cargo han sido dolorosas para su familia. Relató que su madre la reprochó por haberse involucrado en política, al considerar que la decisión transformó su vida en un “infierno”. “Mi vida me cambió, se me volvió un infierno porque usted se metió en eso”, le cuestionó su madre en una ocasión, cuando tuvo que dejar su casa en Suárez, para irse a vivir a Cali, por motivos de seguridad.
Sus hijos, aseguró, sufren con los constantes ataques en redes sociales, y sus hermanas incluso han tenido que ocultar el parentesco para evitar malos tratos en sus lugares de trabajo. “Ha sido doloroso, ha sido duro verlos sufrir por decisiones que yo tomé. Ellos no están muy contentos con todo esto”, dijo.
Por eso, por los desafíos que ha tenido que enfrentar en el propio gobierno, por las críticas, por su desconocimiento sobre el funcionamiento del poder, por el racismo ejercido desde el propio presidente, es que dice que: “vivía sabroso antes. Vine acá a sufrir, literal. Ha sido una paridera muy berraca”.
La vicepresidenta recordó también los obstáculos que enfrentó en la creación del Ministerio de la Igualdad, una de sus principales banderas; y repartió culpas y dijo que cree que hay “mucha burocracia”. Señaló falta de respaldo interno en la Casa de Nariño y tensiones con la entonces directora del Dapre, Laura Sarabia, a quien acusó de poner trabas al proceso. “A ella le tocaba apoyarme. Yo sentí que fue una traba, que me puso obstáculos, no tuve una aliada para avanzar en crear una institución”, expresó.
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A eso se sumó la oposición desde el Ministerio de Hacienda, cuyo concepto ambiguo de viabilidad fiscal permitió que el proyecto fuera demandado y posteriormente frenado por la Corte Constitucional. “Sin equipos, sin sede, sin presupuesto, yo no podía avanzar”, recordó Márquez, quien calificó esa etapa como uno de los momentos más frustrantes de su gestión.
Aunque evita hablar de distanciamientos con el presidente Gustavo Petro, la vicepresidenta no ocultó su malestar por algunas declaraciones recientes del mandatario. “Para mí, que he vivido el racismo y sé lo que significa, fue doloroso escucharlo, habiéndolo acompañado a movilizar a la población afro”, señaló. En medio de esos roces, también recordó cómo al inicio de su mandato fue el propio Petro quien le pidió desplazarse en helicóptero como una medida de seguridad obligatoria.
En la entrevista con Los Informantes, Márquez aclaró que no contempla la reelección y que su compromiso es terminar el periodo constitucional de cuatro años. “Yo soy abogada y respeto la Constitución. La Constitución no permite la reelección. Fuimos elegidos por cuatro años y nos toca cumplir”, enfatizó.
El tiempo le ha enseñado a responder con menos antipatía, sin la arrogancia con la que en principio, recién elegida, se dirigía a los medios, a los colombianos. Lo reconoce ella misma. A sus 43 años, con dos hijos y dos nietos, Francia Márquez mantiene la esperanza de que el país pueda alcanzar la paz y la reconciliación. Aunque reconoce que los ataques no dejan de afectarla, se define más tranquila que al inicio de su gestión. “No pierdo la esperanza de que este país pueda vivir sabroso, en paz”, concluyó.