Con la elección de José Fernando Reyes como nuevo magistrado de la Corte Constitucional, el Gobierno ganó un voto que resultará definitivo para darle vía libre a las reformas tramitadas en el Congreso referentes a la implementación del acuerdo de paz.
La lección quedó aprendida cuando la Corte le dio un golpe fulminante al trámite abreviado (fast track), que planteaba que los congresistas solo podían hacer proposiciones sobre las normas para la paz, previo concepto positivo del Gobierno.
En ese momento la Corte Constitucional, aunque avaló el trámite expedito de las normas, dejó claro que al Congreso no se le podía impedir su función legislativa. Por eso, con la posibilidad de contradecir las propuestas, al Gobierno le ha resultado complejo aprobar las leyes para la paz y cumplir con los acuerdos.
Desde ese momento quedó claro que el Gobierno debía asegurar las mayorías en el tribunal constitucional si no quería nuevas sorpresas. Por eso, cuando se dio la elección de la magistrada Diana Fajardo el esfuerzo de la Unidad Nacional fue mayúsculo. Incluso, en ese momento, el senador Armando Benedetti, aseguró que “si no se elige a Fajardo, las Farc se iba a tener que parar de la mesa”.
Finalmente por pequeño margen ganó Fajardo y el presidente Juan Manuel Santos, al momento de la posesión, reconoció el golpe que significó la modificación al fast track “es una decisión que no compartí, pero que, como lo hemos hecho, respetamos. Eso lo que nos obliga es a hacernos más eficientes en nuestro trabajo con el Congreso”.
Con Fajardo el Gobierno tiene asegurado un voto, pero no resulta suficiente. En la polémica decisión del fast track el resultado fue 5 contra 3. La decisión fue así: Luis Guillermo Guerrero, Gloria Ortiz, José Antonio Cepeda, Iván Escrucería y Carlos Bernal dijeron No. Por el Sí, se inclinaron Antonio Lizarazo, Alberto Rojas y Alejandro Linares.
Fajardo ya reemplazó a Escrucería equilibrando la balanza. Ahora, con la llegada de Reyes, el Gobierno tiene más margen de maniobra en los temas de paz.