César Gaviria y Gustavo Petro estrecharon sus manos el pasado lunes y pasaron por alto más de una década de pullas, señalamientos y rencillas políticas para barajar la posibilidad de llegar juntos a la Casa de Nariño.
Un eventual acuerdo, sin embargo, parece estar supeditado a los resultados de las elecciones del próximo 13 de marzo, cuando se medirán los aceites en las consultas presidenciales del Pacto Histórico –en el caso de Petro– y en las votaciones Legislativas –en las que participará el Partido Liberal, cuyo presidente es Gaviria.
Pese a los recientes coqueteos, Petro ha sido un acérrimo crítico del modelo de país que planteó Gaviria desde que fue presidente, entre 1990 y 1994, cuando impulsó lo que se conoció como la “apertura económica” en Colombia.
El candidato de la Colombia Humana ha lanzado críticas feroces contra iniciativas del expresidente como la creación de las Cooperativas de Convivencia (Convivir), la privatización de los fondos de pensiones y la Ley 100, que estableció las bases del sistema de salud que hoy sigue funcionando.
Al respecto, Gaviria ha señalado que el sistema de salud debe mantenerse en pie como hoy se le conoce, y que ese es uno de sus mínimos para sentarse a hablar. Además, el líder de los liberales exige que se conserve la integridad del Banco de la República, otra institución que ha sido cuestionada por Petro.
Pero las diatribas del líder de izquierda contra Gaviria no solo se han limitado a posturas de fondo, sino a cuestiones de forma. “El partido Liberal se ha convertido en un saloncito de té de la casa de César Gaviria”, escribió Petro a finales de 2019 y agregó que estaba tratando de imponer a su hijo, Simón Gaviria, como candidato presidencial, algo que finalmente no ocurrió.
Aunque Gaviria ha criticado la “estigmatización” hacia Petro desde hacer varios años, apoyó la elección del actual presidente Iván Duque en 2018, cuando se enfrentaba al candidato de la izquierda. En ese momento, en una entrevista con el diario La Opinión, Gaviria señaló que “temía” que el aspirante de la Colombia Humana se “radicalizara” y pusiera las instituciones “patas arriba”.