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Los retos que les impuso Duque a sus dos nuevos ministros
Wilson Ruiz y Carlos Correa, en Justicia y en Ambiente, llegan para oxigenar el gabinete.
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Wilson Ruiz estará al frente del Ministerio de Justicia, en reemplazo de la nueva procuradora, Margarita Cabello. FOTOS Colprensa -
Carlos Correa sucederá a Ricardo Lozano, quien renunció hace poco, en el Ministerio de Ambiente. FOTO Colprensa
06 de octubre de 2020
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Faltando poco menos de dos años para el fin de su Gobierno, el presidente Iván Duque decidió hacer cambios en las jefaturas de dos carteras que ha manifestado son de particular importancia para él: los ministerios de Ambiente y de Justicia.
A estos llegaron, respectivamente, Carlos Correa y Wilson Ruiz, que fueron elegidos por el mandatario en reemplazo de Ricardo Lozano, quien renunció, y de Margarita Cabello, elegida nueva procuradora general en septiembre pasado.
El sábado se posesionó Correa en un acto protocolario, realizado en el Parque Las Malocas, en Villavicencio (Meta). Y ayer fue el turno para Ruiz, esta vez en la Casa de Nariño, en Bogotá, y con la presencia, entre otros, del presidente de la Corte Constitucional, magistrado Alberto Rojas.
Ambas ceremonias, aunque distintas por la naturaleza de los temas de los que es responsable cada ministerio, tuvieron algo en común: al presidente Duque detallando una lista de las que son las prioridades de su Gobierno en ambas materias. Unos lineamientos que, además, coinciden con las necesidades señaladas por expertos.
Y también hay otra coincidencia. El reto de que persista la continuidad de los programas adelantados por cada ministerio. Como señala el exviceministro de Justicia, Rafael Nieto, “los ministros duran muy poco, lo que afecta el trabajo”.
Y, agregó Nieto, hay dos factores que influyen: por un lado, que el cambio de cabeza puede repercutir en el enfoque que se le da a cada asunto; y, por el otro, que se enfrentan a la realidad de que dos años pueden ser poco tiempo.
Los pendientes ambientales
Cuando el presidente Duque se dirigió a Carlos Correa fue enfático en que las condiciones del país han mejorado, en comparación a lo que ocurría en años anteriores. Así, por ejemplo, resaltó que cuando empezó su mandato en 2018 las energías no convencionales representaban el 0,1 %, con 60 megas de capacidad instalada en estas energías y que “en 2022 estaremos llegando a más de 2.500 megas”.
Sin embargo, también fue enfático en que aún hay tareas pendientes. Mencionó, entre otros, la necesidad de promover la movilidad limpia, la meta de reducir en un 50 % la deforestación, cumplir con la propuesta de sembrar 180 millones de árboles y promover la economía circular, que busca reducir la producción de desechos.
Y adicionalmente mencionó dos acuerdos que han sido promovidos por su Gobierno. Primero, el del Pacto de Leticia –suscrito con Bolivia, Brasil, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam– para la protección de la Amazonia; y, segundo, el que anunció en la 75º Asamblea General de la ONU para el cuidado de los páramos.
En ese sentido, Johan Fernando Suárez, docente asociado de la Universidad Pontificia Ambiental e ingeniero ambiental, aseguró que “en lo relacionado con la deforestación, el Ministerio debe ser ambicioso y riguroso. Y en la consolidación de políticas públicas como la de la gestión integral del recurso hídrico y la del consumo sostenible”.
Tecnología para la justicia
En el acto de posesión de Wilson Ruiz, el discurso de Duque estuvo atravesado por dos ejes: el relacionamiento con la Rama Judicial y la necesidad de mejorar la tecnología para la atención al ciudadano.
En ese sentido, habló de la modernización de los sistemas de conciliación y resolución de conflictos; tramitar la jurisdicción agraria; impulsar mejoras a la Ley Estatutaria de Justicia; y acercar los servicios de esta rama a las personas.
También hizo una pausa para tratar dos temas que, en los últimos meses, han tenido el foco. Primero, avanzar en una política penitenciaria y carcelaria –de la que se hizo evidente su necesidad cuando la pandemia de coronavirus llegó a las cárceles– asegurando que “en este gobierno inauguraremos, después de mucho tiempo, infraestructura carcelaria”. Y, segundo, “la implementación de la Política Ruta Futuro para tratar de manera integral el fenómeno de las drogas para, con otras carteras como la de Defensa, desarticular redes criminales, luchar contra los cultivos ilícitos y desmantelar estructuras de contrabando”.
Adicional a esto, Rafael Nieto considera que el nuevo ministro debe “impulsar una reforma a la justicia estructural, pero tiene una dificultad: debe ser impulsada a través de mecanismos de participación ciudadana, como una Asamblea Constituyente o un referendo”. Y añadió que también son claves “la urgencia de la definición de una nueva política criminal y la reformulación de la estrategia contra el narcotráfico”.
El abogado penalista Francisco Bernate también insistió en que Ruiz recibirá “una crisis carcelaria sin precedentes, por lo que debe resolver la sobrepoblación y todas las situaciones que afectan a nuestros presos, siendo responsables y sin ser populistas”. Además, a su consideración, debe prestarle especial atención a la formulación de la normatividad que regule la cadena perpetua a violadores de niños y cumplir el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre Gustavo Petro.
Más allá del detalle particular de los retos que tendrán que enfrentar Carlos Correa y Wilson Ruiz en sus respectivas carteras, hay otro que los une: el poco tiempo que tienen. Para Jefferson Galeano, profesor de la U. de La Sabana, un año y diez meses apenas da tiempo para el empalme e iniciar proyectos que podrían no tener continuidad luego.
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