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El país se mueve para conectar su red fluvial

Colombia tiene más de 18.000 kilómetros navegables de los cuales apenas se aprovecha una fracción para transporte terrestre y de carga.

  • La cuenca del Orinoco tiene la mayor cantidad de kilómetros navegables en el país, con 6.736 km. FOTO cortesía invías
    La cuenca del Orinoco tiene la mayor cantidad de kilómetros navegables en el país, con 6.736 km. FOTO cortesía invías
El país se mueve para conectar su red fluvial
18 de junio de 2021
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En estos tiempos en los que varias de las vías 4G entran en la recta final para su puesta en marcha, y las autopistas de quinta generación ya asoman en el horizonte con las primeras adjudicaciones por parte del Gobierno, capitales como Mitú (Vaupés) y Leticia (Amazonas) siguen siendo inaccesibles por tierra, mientras otras dos: Inírida (Guanía) y Puerto Carreño (Vichada) son prácticamente impenetrables por carretera. Ocurre lo mismo con municipios de dichos departamentos y otros como Chocó, Putumayo, Meta y Caquetá.

Por vía aérea o fluvial son las opciones que tienen para conectarse regionalmente o con el resto del país. Por ejemplo, llegar y salir por ríos es la realidad para más de tres millones de personas que emplean barcazas, remolcadoras, lanchas, motocanoas, chalupas, y transbordadores, de acuerdo a cifras de Ministerio de Transporte.

La red fluvial del país tiene 24.725 kilómetros de longitud, de los cuales 18.225 km son navegables, esto es el 74 % del total gracias a las principales cuencas de los ríos: Magdalena, Atrato, Orinoco y Amazonas. No obstante, según la viceministra de Transporte, Carmen Ligia Valderrama, Colombia solo emplea eficientemente el 20 % para transporte de pasajeros y carga.

En los últimos años el país ha dado pasos lentos hacia el aprovechamiento de este modo de transporte para beneficio de la llamada “Colombia profunda”. Es el caso de la iniciativa para recuperar la navegabilidad del río Meta, clave para potenciar la exportación de aceite de palma a Brasil e importar a menor precio abonos, trigos y soya, que aunque sigue sin materializarse plenamente ha avanzado desde 2005 en la construcción y adecuación de infraestructura.

Este año Invías anunció un paquete de obras por $60.500 millones para infraestructura fluvial y marítima, entre las que se incluyen nueve muelles actualmente en construcción en Chocó (4), Amazonas (2), Putumayo (2) y Meta (1); y otros cuatro próximos a construirse en Vichada, Vaupés, Guainía y Caquetá.

La entidad destinó $26.200 millones para estos trece muelles que tienen un impacto directo e indirecto para el día a día y la productividad de 270.000 colombianos.

“Tenemos una deuda histórica para integrar a la Colombia que solo tiene a las cuencas hídricas como medio de conectividad y lograr desarrollo económico y competitividad haciendo uso de nuestra red fluvial, fundamental para el transporte multimodal”, manifestó la ministra de Transporte, Ángela María Orozco.

Juan Esteban Romero, director operativo de Invías, dijo que proyectos como este buscan fortalecer la función social de obras de infraestructura de transporte, “adaptándolas a las características de los territorios y partiendo del objetivo de generar bienestar a comunidades y apoyar sus economías locales”.

Otra mirada y otros ritmos

“En Vichada hay unos ritmos y lógicas diferentes a la mayoría del país para movilizarse”, dice Julio César Hidalgo, rector del colegio Eduardo Carranza, en la capital Puerto Carreño.

Si alguien va a hacer un trámite, incluso el más sencillo, a cualquier municipio, o dentro de un mismo municipio como Cumaribo (el más extenso del país), debe disponer de al menos un par de días y tener muy presente la época del año. Si está a final o comienzo de año, lo mejor es que viaje por tierra porque es temporada seca y los niveles de los ríos disminuyen y no son navegables, dejando incluso incomunicada a la capital sin transporte, ingreso de víveres, mercancía ni remesas. Pero entre mediados de abril y hasta noviembre lo lógico es que viaje por río porque los caminos se vuelven intransitables”, cuenta.

La conexión con el interior del país también es atípica. “Dos de nuestros egresados que estudian becados en universidades de Bogotá han experimentado lo difícil que resulta regresar de visita. Un vuelo en Satena desde la capital del país puede llegar a costar $600.000, tal vez más. La opción por tierra demora más de un día, a veces dos”, apunta.

Justamente esta semana Invías anunció $500.000 millones de inversión para dos de los cinco tramos que conforman el proyecto de conexión entre Puerto Carreño y Puente Arimena (Meta), que comunicaría a la capital de Vichada con el interior y hace parte de la Conexión Pacífico-Orinoquia, que busca conectar el país de occidente a oriente a través de 1.490 kilómetros.

No obstante, el educador señala que aunque la falta de infraestructura vial ha sido un factor decisivo para el rezago de la región (Cumaribo figura según el Dane entre los cinco municipios con mayor tasa de pobreza multidimensional y mayores barreras de acceso a salud y educación), construir masivamente carreteras no necesariamente es la solución definitiva.

“Si tuviéramos vías, seguramente nos posicionaríamos frente al país como potencia agropecuaria y forestal, con más de tres millones de hectáreas disponibles, pero el desarrollo tiene que ser acorde a cada territorio y nosotros somos fluviales, nos bañan tres ríos. A eso hay que sacarle provecho con infraestructura adecuada y formalización de oferta de transporte de pasajeros y carga”, señala.

Una idea similar plantea el personero de Lloró, Chocó, Alexánder Abadía, que en noviembre del año pasado quedó incomunicado con el resto del departamento luego de que la ola invernal se llevara el puente que lo conectaba.

Los que habitamos los territorios dispersos sabemos de primera mano las complejidades geográficas para desarrollar vías, pero es que gran parte del déficit y las necesidades de conectividad parten de situaciones apremiantes como una urgencia con pacientes que se complican por no tener centros de salud habilitados para atención primaria. Nosotros tenemos 4.000 personas, es decir toda la población, con potencial riesgo de requerir un traslado urgente”, cuestiona.

Abadía dice que es imperativo garantizar la navegabilidad en toda la cuenca del Atrato en los 3.077 kilómetros aptos para ello.

“Pero esto no es solo hacer limpiezas y dragados, montar algunos proyectos de infraestructura alrededor, esto es formalizando todo nuestro sistema fluvial, asumir la protección ambiental y social del río, tal como lo dicta la sentencia pionera Corte Constitucional que declaró al Atrato sujeto de derechos en 2016. Porque eso es garantizar también la movilidad. Así como al interior del país protegen y modernizan las carreteras, el Atrato es nuestra gran ruta. La que puede dinamizar nuestra economía y conectar al Chocó con resto del país”, dice.

En 2014, un estudio adelantado por el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico concluyó que el Atrato tiene navegabilidad durante los 365 días del año, a diferencia de las otras redes fluviales del país. Además, por el río San Juan, en el istmo de San Pablo, podría conectarse a los océanos Pacífico y Atlántico.

La iniciativa más reciente al respecto fue la contratación de estudios y diseños por parte de Invías para la navegabilidad del Atrato anunciado en enero de este año.

Infográfico
1.000
empleos directos generan las obras para infraestructura fluvial anunciadas por Invías.

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