Si bien se tenía previsto que la instalación fuera sobre las 3:00 de la tarde, pasadas las 3:30 en el Elíptico aún estaban haciendo llamado a lista de senadores y representantes.
En plata blanca, este año legislativo será el último chance para que el jefe de Estado pueda materializar sus mentadas reformas sociales.
En el caso de Petro, además de buscar que se concrete su reforma a la salud –que ya se tramita en el tercero de sus cuatro debates–, el desafío es aprobar otra reforma tributaria, así como el controvertido proyecto para procesar a las estructuras de crimen organizado que participan en las mesas de la política de “paz total”.
En un hecho inusual, sobre las 3:50 de la tarde arribó al Elíptico la vicepresidenta Francia Márquez, quien acudió en solitario y no acompañada del presidente y su gabinete, como es usual.
Tanto en Senado como en Cámara fueron designadas las comisiones de congresistas que recibirán al jefe de Estado. Se trata de un acto protocolario.
Comisión Senado
Martha Peralta (Pacto Histórico)
Aida Quincué (Pacto Histórico)
Jael Quiroga (Pacto Histórico)
Paulino Riascos (ADA)
Catalina Pérez (Pacto Histórico)
Gloria Flórez (Pacto Histórico)
Antonio Correa (Partido de La U)
Inti Asprilla (Alianza Verde)
Claudia María Pérez (Partido Liberal)
Pedro Flórez (Pacto Histórico)
María José Pizarro (Pacto Histórico)
Gustavo Moreno (Alianza Verde)
Imelda Daza (Pacto Histórico)
Comisión Cámara
Martha Alfonso (Alianza Verde)
Liliana Rodríguez. (Alianza Verde)
María del Mar Pizarro (Pacto Histórico)
Carmen Ramirez (Pacto Histórico)
Tamara Argote (Pacto Histórico)
Ruth Caicedo (Partido Conservador)
Astrid Sánchez (Partido de La U)
Saray Robayo (Partido de La U)
Kellyn González (Partido Liberal)
Karina Bocanegra (Partido Liberal)
María Eugenia Lopera (Partido Liberal)
Karime Cotes (Partido Liberal)
Karen Manrique (CITREP)
Ingrid Aguirre. (Fuerza Ciudadana)
María Fernanda Carrascal (Pacto Histórico)
El primero en hablar fue el saliente presidente del Senado, Efraín Cepeda, quien defendió que durante la legislatura hicieron las veces de “guardianes del orden”, al tiempo que reclamó que durante el periodo “tuvimos que levantar la voz, sin estridencia pero con firmeza, para recordar a la nación que el Congreso no es una institución decorativa”.
“Este año legislativo, más que ningún otro, nos enfrentó al desafío de proteger esa libertad de pensamiento. Tuvimos que defender la autonomía del Congreso frente a una cultura política que, a veces, confunde el disenso con la traición, el control con la obstrucción, y la crítica con el odio”, dijo.
En esa línea, Cepeda advirtió que debatir “no es un acto hostil” y que cuestionar “no es sabotear”. Por ello, sostuvo que la política democrática “no es la imposición de una voluntad, sino la construcción de acuerdos entre voluntades diversas”.
Según el congresista, cuando el poder no entiende lo anterior, “cae en la tentación de anular al contradictor. Y cuando eso ocurre, ya no estamos ante un gobierno democrático, sino ante una voluntad absolutista”.
Si bien reconoció que el clima de polarización no es nuevo, Cepeda advirtió que se ha agudizado y que el mesianismo político “siempre termina debilitando la democracia”.
“A lo largo de estos meses, hemos visto cómo se intenta transformar la discrepancia en delito, la autonomía en insubordinación, la independencia en enemistad. Hemos sido testigos de la descalificación sistemática de todo aquel que piensa distinto: se agrede y se insulta. Ya no se discuten ideas, se estigmatizan personas”, agregó.
Además de reivindicar la importancia de los pesos y contrapesos, Cepeda cuestionó el desprecio al Congreso, la descalificación de la justicia, el descrédito de la prensa o los cuestionamientos “sin pruebas” a los órganos electorales.
“Por eso esta legislatura ha sido un punto de inflexión. Porque debimos recordarle al país que sin separación de poderes no hay república. Que sin autonomía del Congreso no hay representación. Que sin justicia independiente no hay garantía de derechos. Que sin prensa libre no hay control. Que sin un órgano electoral confiable no hay democracia”, manifestó.
Cepeda reprochó también el atentado contra el senador Miguel Uribe (Centro Democrático), además de recordar que “el respeto entre poderes no es cortesía institucional, sino base de la convivencia republicana”.
“Hemos sido objeto de señalamientos infundados. Se ha insinuado que el Congreso obstruye por egoísmo, que actúa por cálculos políticos, que no representa al pueblo. Y sin embargo, el Congreso sigue aquí, sesionando, tramitando, deliberando, votando. No por inercia, sino por convicción. Porque entendemos que nuestra legitimidad no depende de la aprobación del Ejecutivo, ni de la simpatía popular de turno, sino del mandato constitucional que nos otorgó el pueblo. Porque la democracia no es el gobierno de una parte del pueblo contra otra, sino el gobierno de todos con respeto a todos. Esa es la raíz del principio republicano”, manifestó.
Posteriormente, intervino el presidente Gustavo Petro, quien comenzó su discurso preguntando qué se entiende por democracia. “Indudablemente no podemos llamar democracia a la época en que la República tiene Congreso sí, tenía Consejo de Estado, tenía algunos jueces y órganos de la justicia. Tenía indudablemente presidente”.
Además, indicó que el 20 de julio se conmemora la toma del poder por parte del pueblo. “El pueblo se cansó, no quería reyes, no quería aristocracias, no quería patricios. No había casi mujeres en el poder. No quería una sociedad de ciervos y esclavos”.
Según el mandatario, el primer grito de libertad del pueblo se dio por la participación popular, por una consulta y una decisión. “Eso se llama democracia. Quienes creen que anulando, desapareciendo, silenciando al pueblo son demócratas, no lo son en absoluto”.
Sin embargo, sostuvo que no se puede llamar democracia “al régimen que después de 1819 a 1851 tenía esclavos”. Luego, dijo, hubo luchas y guerras civiles, hasta que llegó la Constitución de 1991. “Para muchas personas la Constitución de 1886 sigue en su cabeza y en sus almas, no la han derogado en su espíritu, siguen repitiéndola una y otra vez”.
De acuerdo con Petro, a partir de la Carta Magna de 1991 el país comenzó a discutir de democracia. En ese contexto, sostuvo que desde entonces fue elegido congresista durante 20 años y sumó experiencia en debates de control político. “Siempre fui oposición”, reivindicó, al tiempo que cuestionó la labor del actual Congreso.
“Qué diferencia entre el Congreso de la República que yo viví y el de hoy. Ya estamos a tercer año de mi gobierno. No está el 30 % de los senadores presos. Una diferencia sustancial si es que queremos hablar de democracia”, señaló, al hablar de la parapolítica.
Además, criticó a quienes se han opuesto a su proyecto de ley para lograr el sometimiento de jefes de bandas criminales. “Qué temor de que en Colombia haya justicia restaurativa. Yo mismo hablé con la Sala Penal de la Corte Suprema (...) luchar por la eficiencia judicial implica pensar más en la verdad que en el castigo”, indicó.
Petro reivindicó además el valor del perdón y sostuvo que “no hay nadie que pueda decir que el presidente de la República que le dio orden al DAS o a quien haga sus veces para interceptar unas comunicaciones de congresistas de la oposición (...) no se puede llamar democracia cuando la oposición termina perseguida por el DAS hasta con sus propios escoltas”, manifestó.
Inclusive, reclamó por los debates que está haciendo hoy el Congreso. “El ambiente de este Congreso qué debate. Cómo caen 6.402 jóvenes bajo las balas oficiales solo para presentar cifras mentirosas de seguridad. ¿Qué debate este Congreso? ¿Acaso está debatiendo los nexos entre los poderes estatales, la Fiscalía, el poder Judicial o político en el Congreso, o Ejecutivo (peor cosa) con los paramilitares narcotraficantes? ¿o estamos discutiendo otras cosas?”.
En esa línea, sacó pecho por el trámite y aprobación de su reforma laboral, así como la reforma pensional. “Independiente a las posiciones políticas, aquí lo que ha habido es debate y ya no sobre el crimen, sobre la muerte, sino sobre las reformas necesarias que necesita este país para ser una gran Nación (...) ahora debatimos sobre los problemas del pueblo y eso sí se llama democracia”, agregó.
Por otro lado, el jefe de Estado presentó varias cifras a modo de informe de su tercer año de Gobierno. Al reclamar por la desigualdad imperante en Colombia, Petro instó a que haya justicia social “así sean tres años. Algunos quieren que solo sean tres años. O solo cuatro... ya veremos”, sostuvo.
En materia económica, el presidente explicó que recibió el país con una inflación de más del 13,8 % y con el 25 % de crecimiento anual de los alimentos. Sin embargo, destacó que la inflación bajó al 4,82 %. “¿Qué les puedo decir? Que hemos tenido un éxito y enorme (...) El Banco de la República está abierto, aquí el Congreso está abierto, las cortes se reúnen normalmente todos los días y están abiertas, pero eso no significa que silenciemos nuestra posición que votó la mayoría del pueblo, así no se reconozca”.