Ya vio la peor cara de la política y está lista para el regreso. Dice que vivió en carne propia la traición y el olvido, tanto que la enfermó. Pasó de ser una senadora con más de 110 mil votos, a ser desplazada por el expresidente Álvaro Uribe, quien le quitó el aval a las elecciones regionales en 2015, algo que aún no entiende y le hace alzar la voz.
Después de años de silencio, decidió volver al ruedo, “como un toro de lidia”, primero, para aspirar al Concejo de Medellín –busca aval del Partido Liberal–, y, afirma, no renuncia a la idea de llegar a la Gobernación.
¿A qué se dedicó este tiempo apartada de lo público?
“Vamos a cumplir ya casi cuatro años desde la fatídica noche. Yo ya había ganado todo, cuatro o cinco pruebas puso el presidente Uribe y las gané todas, hasta la encuesta, 42 % para mí contra 12 % de Andrés Guerra. A mí me notificó una secretaria de Bogotá que no iba, y ahí empezó todo un duelo. Yo nunca entendí lo que pasó, fue un año muy duro, conocí la traición, el dolor y la enfermedad”.
¿Qué hizo entonces?
“Me dediqué a mis hijas y me desaparecí de lo público. Dejé de ver hasta noticias, volví al cine. Me fui alejando, pero no era fácil, a donde llegaba el tema era el mismo, entonces era más complicado superarlo. Me dediqué a hacer cosas que me sanaran”.
¿Por qué le quitaron el aval a la Gobernación?
“Me lo pregunta toda Antioquia y yo no sé. Lo que digan ya no me importa, ya para qué. Algo me hubieran dicho, pero el último día recibí el garrotazo. Es que no estamos hablando de cualquier persona, estamos hablando de gente demasiado importante. Me quitaron la Gobernación de las manos sabiendo que la podía competir y que la posibilidad de ganar era muy alta”.
¿Cree que la traicionaron?
“No nos dirijamos directamente a una persona, a mí me tenía que responder el movimiento. Yo no le gané a Uribe, yo le gané a Andrés Guerra, él fue el que no me pagó, a él le faltó altura. Si me someto a cinco pruebas y él reconoce públicamente que el pueblo quiere que sea Liliana, como es posible que a los 15 días va y se inscribe como candidato, como quien dice, aquí no pasó nada, es una mujer y pasémosle por encima. Como mínimo él me tendría que haber dado la cara”.
¿Y Uribe no tendría que haberla informado también?
“¿Quién tenía que darme la cara? Los dos, pero realmente, sin defender a Uribe, porque él se mantenía conmigo todos los días. Yo le ayudé a montar el Centro Democrático, yo renuncié al Senado para montar con el partido con él. Me fui a recorrer Antioquia con él, y montamos las estructuras en todos los municipios. Es que el duelo es duro (risas)”.
¿Cree que a Andrés Guerra le puede pasar lo mismo?
“No le deseo a nadie lo que me pasó, porque no tiene precedentes y no quiero que le pasé, de verdad, de corazón. Además, estoy segura que no lo resiste, él no tiene el carácter ni el temple mío. Es que yo estuve aislada, eso era para que lo resistiera un toro de lidia como yo”.
¿Qué aprendizaje le quedó de todo esto?
“Tanto, y no solo lo político: me aprendí a conocer más como persona, a conocer más a mi familia y aprendí la soledad del poder. A esta casa en un cumpleaños llegaban 20 ramos, cuando pasó todo, llegaba uno. De mis amigos pocos quedaron, pero los que quedaron son muy buenos y me van a volver a ayudar”.
¿Es difícil pasar del Senado al Concejo, algo local?
“Cuando me metí a la política yo quería abrirles un escenario a las mujeres, mostrarles que sí se podía. Subir al Senado cuando yo empecé era casi un imposible, me decían que era para los hombres, para los jefes. Dije ahí voy, y saqué más de 110 mil votos. Cuando me lancé al Concejo la primera vez, todo el mundo decía ‘esa es una montañera de Ituango, no llega’. Le abrí el camino a las mujeres y les digo a todas que sí se puede. No me importa volver a empezar, quiero empoderar a las mujeres y enseñarles el camino”.
¿Cómo volver a convencer al electorado? ¿No se fueron?
“La vigencia mía es una cosa loca. Yo no nací en el uribismo, yo ayudé a fundarlo. Yo nací en Alas Equipo Colombia y seguí a Luis Alfredo Ramos. Para esta campaña que viene, si me meto por el Partido Conservador sería concejal fija, pero con los liberales me toca pelearla duro. Yo soy verraca y arriesgada, incluso me han llamado de otros partidos a ofrecerme el aval. ¿Qué partido va a rechazar a Liliana Rendón?”.