Hay cierto pesimismo en el ambiente frente a una posible descertificación, ¿cree que hay razones para ser negativos o para el optimismo?
“En este momento lo que uno puede decir es que nadie sabe lo que va a pasar, y si eso genera pesimismo u optimismo, ya depende de cada uno. Lo cierto es que la decisión no se ha tomado, depende exclusivamente del presidente Trump, y por tanto es un poco irresponsable ponernos a especular qué va a pasar”.
¿Qué gestiones ha hecho la embajada para la certificación?
“Estamos trabajando todo este año y lo haremos hasta el último momento. Hace poco terminamos la gira de reuniones con el almirante Francisco Cubides (comandante de las FF.MM.) y el general Carlos Triana (director de la Policía). El mensaje que hemos repetido es este: mostrar resultados concretos, Colombia como ningún otro país ha dado resultados en incautaciones, destrucción de laboratorios, extradiciones y los diferentes ítems en esa lucha; segundo, reiteramos que Colombia lo hace por convicción, por interés nacional, porque es el país que ha sido más afectado por el narcotráfico; y al mismo tiempo esta lucha en Colombia beneficia a Estados Unidos y va en pro de unas mejores condiciones de seguridad para ellos, hay un beneficio mutuo. Ese ha sido el mensaje que hemos reiterado en todos los escenarios, pero también entendemos que es una decisión unilateral y discrecional del presidente de Estados Unidos y vamos a ver cuál será”.
De todas estas gestiones, ¿cuál considera que ha sido la más importante, la que puede ser clave en el resultado final?
“Son tantas, que es imposible elegir una, son la combinación de todas ellas. Es un proceso complejo que empezó el 1° de marzo de este año, cuando el INL (Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley), que es la entidad antinarcóticos del Departamento de Estado, empezó a hacer el primer informe. Eso circuló y ha recibido insumos de la DEA, la CIA, el Comando Sur, Homeland Security, el Senado, la Cámara y diferentes entidades. Luego le presentan ese informe al presidente Trump, quien toma la decisión, que no es solo sobre Colombia, sino que son 22 países. Por eso es difícil saber si hubo una reunión o un solo personaje que haya sido lo que más incidió”.
En el caso de que haya una descertificación, ¿cuál es el plan de contingencia de Colombia?
“Es un caso hipotético que tiene además otros elementos de incertidumbre. La ley establece una gama de posibles sanciones, con diferentes medidas, por ejemplo, que Estados Unidos pueda votar en contra de cualquier préstamo que Colombia pida ante la banca multilateral; o recortes en cooperación, es una lista de posibilidades, pero son discrecionales. En el caso hipotético de que salga una descertificación, él puede decir ‘vamos a aplicar estas medidas pero estas otras no’, entonces tenemos que esperar a ver qué imposiciones habría de ese menú”.
¿Cómo evalúa las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos en la actualidad?
“Es una relación histórica, multidimensional, a mí me corresponde estar en contacto con el gobierno de Estados Unidos, pero son muchas las entidades. Por ejemplo, el tema de los aranceles, que tiene su propio sistema, y cómo el Ministerio del Comercio está a diario trabajando con ellos; reuniones en el tema de agencias de lucha contra las drogas, la Policía está trabajando con la DEA, haciendo capturas; con Homeland Security hay contactos diarios sobre los vuelos de las deportaciones, que seguimos ahí llevando a los colombianos a casa en aviones comerciales. Es una relación que fluye en muchos niveles, hay intercambio judicial de la Fiscalía con su contraparte en el Departamento de Justicia acá. Nuestro intercambio tiene una dimensión importante, es lo que aquí llaman ‘people to people’, entre los pueblos de un país al otro. El año pasado tuvimos 1,4 millones de turistas estadounidenses en Colombia, una cifra récord; es nuestro principal socio comercial, las exportaciones e importaciones han venido aumentando, el año pasado creció la inversión directa de Estados Unidos en Colombia. Hoy estamos concentrados en el tema de las drogas porque hay una certificación de por medio, pero hay una relación robusta entre dos países que han entendido que tenemos diferencias, somos democracias y cada uno elige a sus autoridades. El presidente Trump lo único que está haciendo, gústenos o no, es cumpliendo con lo que él prometió al pueblo norteamericano, igual con el presidente Petro, que fue elegido con el número de votos más alto de cualquiera en la historia de Colombia, no está haciendo nada distinto a lo que prometió en campaña. De tal manera que estamos en un escenario normal, en tanto que las relaciones internacionales son complejas, hay temas en los que podemos estar de acuerdo, pero habrán otros en los que tenemos desacuerdos, y para eso existen los canales diplomáticos”.
Las visitas a EE. UU. que hicieron los alcaldes de Medellín y Cali, ¿pueden favorecer o perjudicar una decisión en relación a Colombia y esa certificación?
“Esta decisión tiene importancia para Colombia y todas sus ciudades, no veo necesario entrar a calificar si es bueno o malo. De lo que sí estoy convencido es de todas las voces que desde Colombia van a EE. UU. indicando que merecemos la certificación, incluyendo gente del sector privado, los gremios y empresas. Los mejores embajadores que tenemos en EE. UU. no soy yo, sino las empresas gringas que trabajan en Colombia, ellos son los que le dicen a ese gobierno que somos clave. Todas las voces que puedan llegar a decir que Colombia merece la certificación, para mí son bienvenidas”.
Samper teme una nueva descertificación
El gobierno de Ernesto Samper (1994-98) es el único que ha experimentado los efectos de una descertificación de EE. UU. La medida fue aplicada en 1996 y 1997, cuando enfrentaba el escándalo del Proceso 8.000. Hoy, el expresidente tiene razones para creer que se repetirá; esto fue lo que dijo a este diario:
¿Qué decisión cree que tomará EE. UU. este año?
“La certificación es un instrumento ilegal que utiliza EE. UU., más que para calificar el esfuerzo que hacen los países en lucha contra las drogas, para distinguir entre amigos y enemigos. El país que ellos consideran enemigo, lo descertifican, y el que consideran amigo, así no haya hecho nada contra las drogas, lo certifican, de tal manera que lo considero un instrumento político que divide al mundo entre amigos y enemigos de EE.UU. Con este gobierno, me temo que esa situación se vuelva a presentar”.