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La auxiliar que quiere un café con su mamá cuando pase la pandemia

Katherine Quintero solo quiere tomarse un café con su mamá cuando se supere la contingencia que vive el país.

  • Katherine QuinteroFOTO Esteban Vanegas
    Katherine Quintero
    FOTO Esteban Vanegas
16 de abril de 2020
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Por richard aguirre Fernández

Amor es la palabra que mueve la vida de Katherine Quintero, auxiliar de enfermería que dedica a su vida a cuidar pacientes que llegan a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la IPS Universitaria en la Clínica León XIII.

Ve todos los días la muerte de cerca. Es su rutina. Sin embargo, la enfrenta con coraje pensando en darle un nuevo comienzo a pacientes que llegan hasta ella en una situación compleja de salud

“Mi aporte es el de en cuidar a las personas que llegan con un deterioro de salud bastante complejo”, dice desde el otro lado de línea telefónica.

Vive con su hijo (aislado con la abuela por seguridad) y su esposo y cuando llega a casa la reciben como su héroe –sin capa ni antifaz– pues saben que por sus manos pasa la recuperación de cientos de personas.

Katherine comenta que en la UCI se busca humanizar las tareas que desempeñan, para que los pacientes no sean vistos como un dato, una cifra o una cama más ocupada. Por eso, aunque la situación es complicada, promueven que los pacientes UCI tengan contacto con algún familiar para que no se pierda ese vínculo afectivo. Sobre cómo soltar la carga del día a día y no llevarla para su casa, asegura que eso se olvida cuando llega a la puerta y se da cuenta que la esperan su esposo y su hijo. Los besos y los abrazos se convierten en una muestra de apoyo para su alma a la hora de sobrellevar los momentos críticos.

De igual manera, comenta que el mejor mensaje que puede dar, sobre todo en una época en la que la incertidumbre reina en el mundo, es enfocarse en que “todo, todo lo que hacemos con amor, sea en la familia o el trabajo, tendrá una recompensa, la del deber cumplido”.

Katherine, en cuanto su día a día, sostiene que lo que ha cambiado son los niveles de bioseguirdad ya que se han incrementado, con el objetivo de protegerse a ella, sus compañeros y familiares, pero, laboralmente, la dinámica es la misma: recibir el paciente, valorarlo e iniciar los registros de historia clínica, de acuerdo con lo planteado por el intensivista.

Sin embargo, hay temor, no por ella y “no quiero decir que uno no valga nada”, sino que su preocupación más fuerte es que en casa, su esposo e hijo, no resulten infectados. “Es inevitable no sentir miedo, es complejo”, comenta Kathrine, quien se aferra a Dios para encontrar la calma y pedirle que “nos ayude en esta situación, nos cubra con su sangre y nos dé fuerza para que, los unos a los otros en este equipo, nos apoyemos para sobrellevar esta situación”. Entretanto, entre sus sueños más próximos aparece lo simple: tomar café con su mamá, a quien hace varias semanas no ve debido a la cuarentena.

Sobre su papel, la directora de la IPS, Marta Ramírez, dice que las auxiliares de enfermería cumplen una misión fundamental en el proceso de recuperación de los pacientes, pues “procuran cumplir con las necesidades de ellos, tanto de salud, como físicas, emocionales, sociales y afectivas”.

Por último y aunque la muerte a veces gana la pelea, Katherine dice que el consuelo que le queda es que con sus manos hizo todo lo posible para proteger la vida y que hay casos en los que lo que ocurre es la voluntad de Dios.

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