Nuestro estilo de vida está cambiando, vivimos acelerados y bajo la presión del estrés. Se duerme poco y mal. Y, por la mañana al levantarnos, aparecen las consecuencias: irritabilidad, cansancio, somnolencia y el envejecimiento de la piel.
“La población mundial está reduciendo sus horas de sueño”, según explica a Efe el doctor y fundador del Centro Europeo del Sueño de París, François Duforez, quien asegura que “mientras hace dos décadas invertíamos una media de ocho horas, ahora oscila entre siete horas y siete horas y diez minutos aproximadamente, casi una hora menos”.
La calidad del sueño se deteriora por el incremento del ruido y la contaminación visual, en la que han tenido mucho que ver mucho la aparición de las nuevas tecnologías en nuestras vidas.
Los expertos apuntan que las mujeres necesitan más horas de sueño que los hombres. Ellos son más rápidos en la reparación celular. Es importante saber que la hormona del crecimiento, responsable también de la regeneración celular, se activa durante las tres o cuatro primeras horas de sueño y contribuye a reparar y restaurar la dermis y densificar la piel.
El estrés y las preocupaciones también restan horas de sueño. “Es importante irse a la cama tranquila. Se deben evitar realizar tareas que impliquen actividad mental, como navegar por internet, ver películas o leer”, asegura el doctor Duforez.