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Esta es una semana clave para la reforma a la salud del Gobierno, pues la expectativa está puesta sobre el documento que los partidos Liberal, Conservador y de La U le presentarán al presidente Gustavo Petro con sus objeciones y proposiciones. Se trata de toda una rareza: pues el presidente prefirió escuchar los reparos de los partidos que los de su mismo gabinete, sacando por la puerta de atrás de la Casa de Nariño a Alejandro Gaviria.
Y es que a tres semanas de haber presentado la reforma a la Cámara, las reuniones políticas han estado a la orden del día y, con estas, se seguirá trazando el camino del proyecto, que está en el corazón del mandatario.
El partido que se juega para ganar el título de reformar el sistema de salud se hace a dos vueltas, con una victoria en el partido de ida para el Gobierno, que –con el Ministerio de Salud– logró mantener en secreto el texto original del proyecto; ahora, el de vuelta es el que se juega en el Congreso de la República, en donde sus jugadores tienen el sartén por el mango y, a diferencia del fútbol, solo tendrán la opción de la victoria.
Esto significa que los congresistas ganarán con cara y con sello. Sobre todo los integrantes de los partidos tradicionales declarados de gobierno: La U, los liberales y los godos. Dos militantes de esos partidos le contaron a este diario que sin su apoyo la reforma se caería y que para ganárselo tendrán que ceder en puntos que generan temores.
Ganan si la hunden como está y ganan si la aprueban con las modificaciones –o varias de estas– que pidan. ¿Qué es lo que estas colectividades le piden a Petro y Corcho?
Mantener la libre escogencia
Le exigen al Gobierno mantener la libertad que ha tenido cada ciudadana en los últimos 30 años de escoger la EPS que más les guste y la de cambiar cuando lo desee. Para los directores de los tres partidos este punto se ve en riesgo por la marcada presencia estatal que tendría el nuevo sistema, del que, dicen, desembocaría en un monopolio estatal.
“Los colombianos debemos seguir teniendo la opción de escoger la EPS y estas no creemos que se deban eliminar, sino modificar”, dijo a EL COLOMBIANO la exsenadora del Partido Conservador, Esperanza Andrade.
No reducir funciones de EPS
El articulado de la reforma relega a las aseguradoras a cumplir tres funciones: Crear y administrar Centros de Atención Primaria en Salud; administrar los sistemas de referencia de las personas vinculadas a sus centros de atención y ejecutar auditorías que requiera el sistema.
Ante esto, la postura del Partido de la U es que las EPS no pueden quedarse haciendo “cosas marginales”. Así le dijo a este diario su directora, Dilian Francisca Toro, al señalar que su propuesta es “que las aseguradoras puedan hacer la gestión del riesgo financiero, la gestión del riesgo en salud y hacer centros de atención primaria, así como hacer auditorías para que quien pague sea la ADRES (Administradora de los Recursos del Sistema de Seguridad Social) y que les pague directamente a hospitales y clínicas, porque estamos de acuerdo en que se les quite la intermediación financiera”.
Quitar los fondos territoriales
Los tres directores le piden al presidente que reconsidere los artículos de la reforma que hablan no solo de la creación de los fondos regionales y territoriales de salud, sino de todos los órganos colegiados que crea. El Partido Liberal expresó que las funciones de esas entidades “tienen incidencia en la configuración de la red de prestación, sobre el ordenador del gasto y podría orientarlo exclusivamente hacia los prestadores públicos”.
En resumidas cuentas, consideran que generarían inestabilidad en la operación del sistema, la politización de las decisiones técnicas en salud y entorpecimiento de las decisiones que se toman en las nuevas entidades. No obstante, según le contó una fuente del directorio liberal nacional a EL COLOMBIANO, el documento completo con todas las observaciones sobre la reforma se completará entre hoy y el viernes para que entregárselo al presidente.
Esa misma fuente contó que durante la reunión a la que fueron citados los partidos declarados de gobierno en Casa de Nariño el pasado lunes 27 de febrero el expresidente César Gaviria expresó que el Partido Liberal es de gobierno, pero no hacen parte de la coalición debido a que su representación en el Ejecutivo “es nula”; pero que la postura que ha tomado busca que los reparos frente a la reforma sean atendidos, más allá de generar presión por puestos.
“Eso mismo pasó con la reforma tributaria en la que el partido presentó doce líneas rojas, de las cuales ocho fueron acogidas. Ahora con esta proyecto esperamos que sea igual”, indicó.
Esta posición es parecida a la que expresó la directora del Partido de la U al decir que “no estamos de acuerdo con la reforma como se pasó y por eso es que estamos proponiendo que hay que modificar articulados porque así difícilmente pasa” en el Congreso.
Estas peticiones son las que tienen a la ministra Carolina Corcho y al presidente Petro haciendo cuentas sobre qué votos necesitan para que el proyecto sea aprobado en comisiones séptimas y en las plenarias de Senado y Cámara.
Como está el panorama, cuentan con nueve votos en Comisión Séptima para aprobarla, de los cuatro integrantes del Pacto Histórico, los dos de la Alianza Verde, los dos de las circunscripciones de paz y del Partido Comunes. Entre tanto, cuatro son los votos en contra, personificados por los dos representantes del Centro Democrático y dos de Cambio Radical.
De manera que los ocho indecisos –a la espera de si la ministra cede– de esa Comisión son los que podrían inclinar la balanza: cuatro del Partido Liberal, dos de la U y dos del Conservador. Así las cosas, un hipotético escenario que se daría es uno en el que, si al menos seis votan en contra –sumados a los cuatro contradictores–, sumarían 10 votos que hundirían la reforma frente a los 9 que la apoyarían. Sin duda, el peor de los casos para la ministra Carolina Corcho.
Al respecto, un militante godo le dijo a este diario que “el presidente Petro puede empeñarse en pasar la reforma así, pero en este punto no depende de ellos sino de las mayorías en el Congreso, y así como van las cosas no las van a a tener y no creo que vaya a pasar como la presentó”.
Por otro lado, uno de los ponentes de la reforma en la Comisión Séptima le contó a EL COLOMBIANO que a raíz de todo el movimiento político que ha habido en torno a este proyecto ha visto un cambio de tono en la ministra, de quien dice siente “un buen ambiente en comparación a lo que le vimos hace dos meses. Está más aterrizada. Hoy tiene una mayor disposición porque ha comprendido la dinámica del Congreso y que los partidos ejercen un mayor poder en esta discusión”.
El panorama para Petro y Corcho es claro: a quienes buscan hacer cambios les quedará más fácil hacer un bloque contra el articulado, que lo que lo tendrá el Gobierno para buscar apoyo a su reforma. Entonces: o cede y negocia para sacar algo, o se cae lo que con tanto bombo presentaron.
Periodista con cinco años de experiencia en medios de comunicación.