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Los Llanos Orientales parecen otro país. Los bosques, sabanas y morichales, la tierra donde pasta el venado, vigila el tigrillo y el gavilán planea, ese lugar donde el hombre y la bestia se hacen uno, se retrata en el documental Jinetes del paraíso, que se estrena en línea desde este 19 de junio.
Dirigido por Talía Osorio Cardona, hija del realizador Jaime Osorio Gómez, el documental muestra la belleza y costumbres en los llanos orientales con la voz del cantautor colombiano Orlando “El Cholo” Valderrama, que ha visitado tres veces Antioquia y donde lo han recibido como en casa.
Los paisajes de la sabana le sirven de inspiración al compositor ganador de un Grammy (2008) para relatar la riqueza escondida de los llanos orientales porque para él la música es un hobby y su vida el campo. “La gente que no conoce el Llano no se imagina qué es esto”, dice al comienzo del documental de 90 minutos, mientras se agarra a la crin de su caballo.
Monta de cinco a seis horas al día en las bestias para recorrer ese “mar de tierra” que de la sabanas. Habló con EL COLOMBIANO desde su rancho en el municipio de Pore, Casanare, donde guarda cuidado durante la pandemia.
El documental Jinetes del Paraíso se estrena este 19 de junio a través de mowies.com y cineplaymax.com.
¿Qué le pareció el documental?
“No sé nada de hacer películas, pero sé que Talía la hizo con el alma. Le decía que una de las cosas que sucedía en ese trabajo es que ella dejaba hablar el llano, que es el que cuenta la historia”.
Dice que la música es un hobby pero ha producido más de 300 canciones...
“Es que el llano es música por donde lo vea, desde el momento en que uno se levanta hay un concierto de aves y relinchos de caballos. Si uno sabe ponerlo en un solo tono, puede hacer música. Aquí hay un dicho: ‘Llanero que no canta silva’”.
¿De dónde viene esa musicalidad?
“No sé, pero está ahí. En cada rancho de la sabana hay un cuatro guindado, una bandola o una guitarra; alguien lo charrasquea y lo canta porque en estas soledades eds cantar después de la faena, que es bastante ardua. El llanero se acuesta en su chinchorro, coger el cuatro y canta sus temas, alegrías y tristezas”.
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¿Cómo son esas faenas?
“El llano es de una libertad absoluta, hay que hacer cosas pero no como en la ciudad. El día del campo empieza a las 3:30 o 4:00 de la mañana y si se tiene ganado siempre hay vacas de ordeño. Yo voy al ordeño, tomo tres o cuatro pocillos de cafés antes del desayuno. Monto mi caballo y ahora le doy vuelta a una yegua que está pariendo... siempre hay algo que hacer pero no es rutinario”.
¿Y en qué momento se sienta a componer?
“No creo en componer. El llano me dicta las canciones, me llega lo que llamamos una inspiración, y las voy guardando en un cajoncito. De pronto, vuelve y sale de ese cajón; únicamente las escribo cuando están listas, salen con música y todo, es un parto con placer”.
¿Está componiendo más?
“No, ahorita estoy más asustado que venado en gallera. Ya uno está viejito y a uno lo asusta esa información que viene. Yo de aquí salgo como el ganado cuando lo vamos a vender, vacunado; si no, no salgo”.
¿Qué es el llano para usted?
“Es mi vida. Además de los paisajes y todo eso, el llano es sinónimo de libertad, es un mar de tierra que podemos pisar. Una de las cosas que tenemos los llaneros es que somos dueños del llano así el título de propiedad lo tenga otro. Algunas personas dicen que somos bárbaros y puede ser, porque vivimos en la barbarie que toca domarla con cojones”.
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.