Fueron siete años de conversaciones entre amigos. Después de ese proceso, de tantas charlas y de una curiosidad que poco a poco se iba saciando, el autor Juan Gabriel Vásquez armó con palabras la vida que su amigo, el cineasta Sergio Cabrera, le confió.
“Da un poco de vértigo saber tanto de alguien”, cuenta Vásquez, quien también charló con Marianella Cabrera, hermana del director de Perder es Cuestión de Método y La Estrategia del Caracol.
Tenía claro que este era un texto distinto a los anteriores y una novela que requería el máximo respeto y cuidado en cada detalle. Acercarse a esa otra vida, encontrar la mejor manera de narrarla, pero sin inventar.
El resultado fue Volver la vista atrás, un libro que narra incluso desde antes de que Sergio naciera. Viaja por la vida de su padre Fausto, por la España en plena Guerra Civil, por la China comunista y por separaciones, guiones y encuentros.
Esto le contó Vásquez a EL COLOMBIANO sobre este libro que se presenta este jueves en conversación con Sergio Cabrera y Leila Guerriero a través del perfil Me gusta leer Colombia en Facebook, a las 6:00 de la tarde.
Entre las muchas conversaciones que debió entablar con Sergio, ¿por qué empezó por esa escena del parque en Lisboa?
“Yo comencé el libro creyendo que iba a contar la vida de Sergio y su familia hasta 1972, el año en que él toma una decisión radical y comienza una nueva vida (no voy a revelar de qué se trata). Pero a medida que hablaba con él me daba cuenta de que lo realmente importante era mirar su pasado a partir de un momento de crisis del presente: los días, en octubre de 2016, cuando parecía que se le juntaran todos los males. En espacio de pocos días murió su padre, su matrimonio entró en crisis y fracasó la paz en Colombia. En ese parque de Lisboa, Sergio recibe una llamada y de repente se junta todo, y es por eso que la novela comienza ahí”.
En enero nos decía que no sabía si alguien se hacía novelista por saciar la curiosidad por conocer las vidas de otros o si al hacerse novelista desarrollaba esa curiosidad, ¿qué fue lo que más le generó curiosidad de la vida de Sergio?
“Bueno, es una vida extraordinaria que le habría provocado curiosidad a cualquiera. Su padre, exiliado republicano de la Guerra Civil española, Sergio y su hermana viviendo la adolescencia en la China de la Revolución Cultural, luego su paso traumático por los movimientos revolucionarios de Colombia... La vida de Sergio resume lo que he querido contar en todas mis novelas: la forma en que la historia puede trastornar la vida privada de una persona o una familia. De repente me senté frente a Sergio y pensé: eso que he querido contar en todos mis libros está aquí, tomándose un vino conmigo. ¿Cómo no me voy a lanzar a escribir?”.
¿Cómo fue ese proceso de escucha y de recopilar los datos? Porque quizá algunas de las historias se conversaron sin grabadora, en la intimidad de la amistad...
“El proceso duró 7 años. Fueron más de 30 horas de conversaciones grabadas con Sergio y su hermana Marianella. Y es verdad: hay muchas notas que hice al volver de una comida o de una reunión, cosas íntimas que no hacían parte de lo que él me estaba contando. Mientras tanto yo hacía lo mismo que siempre hago: un trabajo periodístico de investigación, de documentos. Sergio y su hermana me dieron acceso a cartas, diarios de juventud, documentos que no habían visto en décadas, fotos maravillosas... Me contaron cosas incómodas, recuerdos dolorosos, y yo traté de responder a esa confianza con el relato más honesto del que fui capaz”.