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Mafalda odia la sopa, le gusta conversar con el mundo y hace muchas preguntas. Sus gustos, sus disgustos y sus amigos se exponen en la muestra El mundo según Mafalda, que llega por primera vez a Colombia, a celebrar el décimo aniversario de la exposición. Primero en Bogotá y luego en Medellín.
En ella se podrá ver el universo ingenioso de Mafalda, uno de los íconos más importantes de la cultura hispanoparlante. Una exposición que desmenuza y saborea la obra de Quino, en un recorrido que invita a grandes y pequeños a sumergirse en un periodo de la historia, a reencontrarse con la viñeta y a rescatar el poder de la pregunta, la capacidad de indagar, intervenir y actuar.
Sabrina Villarraga fue la gestora de esta muestra, un homenaje a Quino y su más grande obra.
¿Cómo nació la creación de El Mundo según Mafalda?
“Surgió como proyecto del Museo de los Niños Barrilete de la ciudad de Córdoba, Argentina, en 2007, con el objetivo de dar a conocer a los niños los íconos de nuestra cultura”.
Para Sabina, ¿qué significa Mafalda en su vida?
“Mafalda siempre significó una forma elevada de entender el mundo”.
¿Y cuál es el encanto de Mafalda que la ha hecho trascender en el tiempo?
“Entiendo que la genialidad de Quino consistió en darle a sus personajes un carácter atemporal, de permanencia, es increíble pensar que fue escrita hace un poco más de 50 años y sentir que acaba de editarse. Quino supo entender y plasmar problemas universales que, según parece, los humanos seguimos sin poder resolver”.
¿Cómo es el recorrido que propone la exposición?
“La muestra está compuesta de varios módulos en los que se puede leer, escuchar, ver, manipular, participar. Se inicia por el auto, pasando por los personajes, así como los Mundos que Mafalda construyó y un contexto en la época que surgió como son los años sesenta. También un módulo de juegos, Mafalda TVO. Tendremos dos talleres, de los recursos y de los inventos, galería de tiras, un módulo para entender lo que es el humor gráfico. Nos interesaba, como ocurre con Mafalda, hablar de los derechos de los niños y reflexionar sobre Mafalda hoy, con sus gustos y disgustos”.
Del recorrido que ha tenido la muestra, ¿qué le ha sorprendido?
“Lo más sorprendente es el grado de fanatismo que existe en torno a Mafalda, el amor incondicional a la persona de Quino. Esto me ha emocionado siempre”.
¿Y en la construcción?
“Traer a la mente recuerdos de la infancia: hay varias generaciones, en las que me incluyo, que crecieron leyendo Mafalda, incluso el marco histórico de la tira se desarrollo en la década del 60, años de mucha actividad cultural en Argentina”.
¿A Mafalda la necesitamos en el mundo de hoy?
“Siempre. Leer Mafalda es una bocanada de aire fresco”.