Juan Gustavo Cobo Borda –muerto este lunes en Bogotá a la edad de 73 años– perteneció a la generación de poetas colombianos inmediatamente posterior al nadaísmo.
De esa hornada hicieron parte José Manuel Arango, María Mercedes Carranza, Nicolás Suescún, Raúl Gómez Jattin –ya fallecidos– y Giovanni Quessep, Juan Manuel Roca, Elkin Restrepo, Harold Alvarado Tenorio. La generación ha recibido varios nombres, siendo el de Generación desencantada el que más éxito ha tenido en la crítica académica y el público general.
Estos poetas llegaron a la mayoría de edad en un mundo revuelto: mientras la Revolución cubana y las muertes de Ernesto Che Guevara y Camilo Torres sacudían las estructuras del poder político y económico, los novelistas del Boom le conferían un nuevo estatus a la literatura de América Latina.
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Los poetas de la Generación desencantada hicieron del verso una trinchera de la lucidez y escepticismo. En eso fueron discípulos de Jorge Luis Borges. También, escribieron poemas con un fuerte acento erótico.
En ellos el cuerpo es el refugio frente a las inclemencias de la historia. Allí demostraron su conexión espiritual con Constantino Cavafis. El erotismo y la muerte están muy emparentados en esos versos. Hay un abanico amplio: el sexo animal de Gómez Jattin y el sexo refinado y culto de Alvarado Tenorio.
