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Los misteriosos símbolos de La Virgen Apocalíptica

Conozca, sin salir de casa, una de las joyas artísticas que hoy reposa en el Museo de Antioquia.

  • Los misteriosos símbolos de La Virgen Apocalíptica

Una gran señal apareció en el cielo, relata San Juan en el libro del Apocalipsis de La Biblia. Es la imagen de una “mujer vestida del Sol, con la Luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.

La descripción de las Escrituras de la Virgen del Apocalípsis, entre otras interpretaciones, ha sido recreada por siglos en representaciones pictóricas y escultóricas, con incontables modificaciones y versiones, señala la investigadora Sol Astrid Giraldo. La iconografía mariana también incluye arquitectura (monasterios y conventos) dedicada a la advocación de la Virgen.

El origen del culto a la Inmaculada Concepción surge en la Edad Media. Su aprobación como dogma fue en 1884, en el que la iglesia sostuvo que la Virgen estuvo libre del pecado original desde el momento que tuvo a su hijo Jesucristo.

Precisamente, una de las joyas que tiene el Museo de Antioquia en su colección es esta Virgen Apocalíptica del pintor quiteño Vicente Albán (1780), una advocación de la Asunción de María, que se celebró este sábado 15 de agosto en su día internacional.

Como el Museo está cerrado por estos días de cuarentena, si quiere conocer al detalle la obra basta con que lea esta radiografía, sin salir de casa.

Abundante en elementos

Entre las razones de por qué esta pintura “es un ícono” está su carácter simbólico. Explica la curadora y crítica de arte Giraldo que, además del relato religioso, es rica por la cantidad de elementos de interpretación que proporciona: muestra la apropiación del dogma católico desde América (fue pintada en lo que hoy es Quito), señala la lucha de poderes entre esta doctrina y el protestantismo, hay una trasescena de mestizaje, es una instrucción del comportamiento moral y muestra qué lugar tenía la mujer (o cómo debían ser).

“Ellas eran definidas por esa figura mariana como modelo en América, eran ellas a costa de perder el cuerpo, no como las Evas, rechazadas en el Paraíso”, describe la investigadora.

Este óleo se encuentra en la Sala de Diálogos Decoloniales, renovada hace un año, cuyo orden museográfico demuestra cómo la iconografía del arte barroco (siglo XVI) pretendió enseñar el dogma (la religión y las creencias) por los ojos y el arte fue una de sus aliadas. “Se hizo, como la publicidad, para persuadir; eran pinturas elaboradas para iletrados (indígenas, africanos) a los que se les daban pautas de cómo debían ser, dónde poner los instintos (miedo, fe)”, señala Giraldo.

El Museo de Antioquia hizo esta lectura de la pintura. Explica el curador asistente de la institución, Juan Camilo Castaño, que cuando el arte sacro hace parte de un museo, este se desacraliza. “La manera a como se analizan estas imágenes en estos espacios es distinta, cambia la función para la que fueron creadas: devoción, educación, dar pautas morales, entre otras”, dice.

De hecho, fue por esa razón que la Galería Uffizi de Italia planteó a finales de junio que unas piezas de arte sacro de museos estatales deberían volver a las iglesias, porque eran retablos o lienzos religiosos que “a menudo acabaron en los depósitos de los museos” o que fueron trasladados a galerías temporalmente por varias razones y acabaron en ellas sin un traspaso oficial de propiedad. Sin embargo, comenta Castaño, pasa algo similar desde el punto de vista contrario, cuando las personas no creyentes van a iglesias para ver las pinturas, esculturas o los grandes espacios arquitectónicos .

Infográfico
Ronal Castañeda

Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.

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