<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Los días de la ballena: Medellín narrada en las paredes

El primer largometraje de la realizadora antioqueña Catalina Arroyave se estrena esta semana en el Ficci.

  • Los días de la ballena: Medellín narrada en las paredes
  • Laura Tobón y David Escallón, los protagonistas de la película, son actores naturales y este es también su primer film. FOTO película
    Laura Tobón y David Escallón, los protagonistas de la película, son actores naturales y este es también su primer film. FOTO película
07 de marzo de 2019
bookmark

Quería hacer una película sobre qué es crecer en Medellín siendo una mujer, y en el camino se cruzó con varios elementos. El primero fue la historia de una joven en una familia conservadora y su relación amorososa; el segundo, el arte urbano y los grafitis, y el tercero, la violencia: quiso mostrar el control territorial en la ciudad, en manos muchas veces de estructuras criminales.

La opera prima de la realizadora Catalina Arroyave se estrenará en Colombia el 8 de marzo, en el Festival Internacional de Cine de Cartagena. Su premier mundial será también este fin de semana en el prestigioso SXSW, festival de cine y música independiente, en Austin, Texas.

Fue rodada en su totalidad en Medellín, con talento 100 % paisa, en formato de cine digital y con un presupuesto de $1.500 millones de pesos.

Los días de la ballena cuenta la historia de Cristina y Simón, dos jóvenes grafiteros y muralistas de Medellín. Su espíritu rebelde, junto a una intensa amistad, los lleva a desafiar las dinámicas de violencia que existen en esta urbe.

La mujer

La cinta fue la manera como encontró Catalina para hablar de su vida y la que le tocó ver.

El reto fue contar lo que sucede en estos territorios como una experiencia visual y sonora, aunque también descubrir su crecimiento personal y sus experiencias.

Incluso Jaime Guerrero, productor de la cinta, cree que la voz femenina no solo está presente en la directora: “Los personajes femeninos tienen su voz y están alejados de los estereotipos de la mujer colombiana. Una madre valiente que es capaz de enfrentarse a través de su profesión a la violencia de su ciudad y la hija que comienza a madurar y a tomar decisiones por su cuenta”.

Para él las mujeres en Los días de la ballena muestran que son capaces de hacer lo que se propongan, “sea pintar un muro o hacer una película”.

Ciudad viva

En una de las escenas muestra en el cruce de la Avenida Oriental con La Playa, a una ballena muerta. La imagen alude a esos grandes animales encallados.

La idea se le ocurrió a Arroyave como una metáfora de esas cosas evidentes que la gente no quiere ver: “Por eso la puse en la Oriental; lo segundo es que hay algo que se muere en los protagonistas, pero revive en su arte”.

El espectador se va a a encontrar, según Arroyave, con una ciudad muy viva, llena de color, creación, de grafiteros y muralistas que narran la ciudad: Srok, Rarónica, el colectivo Los Chonetos, Señor Ok, Slimo, El Fish, El Don Chi, La Plaga, Yaf Azz, Birol, Jomag, Balam, Devil Payo, Pirañas Crew, y todos los que inspiraron con su arte la cinta.

También Medellín está cantado desde la música, “desde diferentes géneros y cada vez con mejores exponentes”. Las bandas que hacen parte del film son en su mayoría locales: Alcolirycoz, Mañas, Granuja, Doble Porción, Los Árboles, Siguarajazz, Dj Nelson, Alberto Style y Miguelito Cuni.

Territorios sitiados

Un grafitero, Santiago Rodas, le habló a Catalina de cómo el arte urbano es como una marca en el territorio, un tema que vio muy potente para desarrollar: “Cómo la autoridad y el control en la ciudad está muy fragmentado y hay muchas personas que viven bajo el mandato de estructuras criminales.

Catalina fue segunda asistente de dirección en el cortometraje Madre, de Simón Mesa. Una de las escenas se grabó en un barrio popular y tradicional de Medellín. Recuerda que estaba cerrando una calle durante un rato y un hombre se le acercó: “A vos quién te dio permiso sobre qué se debe hacer en mi hijueputa barrio”.

Le temblaban las piernas. Cayó en la cuenta de que no estaba en territorio neutral. “De alguna forma uno siempre está negociando en esos lugares”, comenta.

Esa historia le sirvió de inspiración para su largometraje. Existen leyes y normas para escribir un grafiti: hay quien da los permisos, hay quien los niega. Los muros tienen dueños.

“Vivimos en un lugar de eliminar un poco y pensar que eso es pasado. Medellín está lidiando con el control y poder que no está en manos de las autoridades: lo vemos en el día a día de una tienda de barrio, una casa cultural o cualquier lugar del Centro”, explica.

Pintar o no pintar

Para todos los dibujos y grafitis que se hicieron durante la película se contó con permisos previos. El mural más importante, en el que participaron más de 20 artistas y colectivos, se terminó –por cuestiones de rodaje– durante una noche.

Cualquiera que quiera grafitear un espacio público debe pedir permiso a la Alcaldía para realizar su trabajo. “El tema es que el grafiti tiene una línea porosa entre lo legal o lo ilegal”, explica ella.

De hecho esa es la pulsión interesante que se da en este filme. Más allá de esta discusión hay una ciudad orgánica y viva: 36 locaciones entre muros, calles, puentes, casas y espacios culturales enseñan una urbe desde sus paredes.

En el Ficci, Catalina, además de presentar este largometraje, estará en un conversatorio con el realizador Víctor Gaviria sobre hacer cine en Medellín, pasado y presente.

20
intervenciones, entre frases y murales, se hicieron en Medellín para la película.

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD