Solo en Estados Unidos la venta de discos de vinilo aumentó en un 30 % durante el año pasado, sumando a la industria unos 12 millones de dólares.
La cantante Adele, con 116.000 copias de su trabajo 25, ocupó el primer lugar de ventas de LP (Long Play), mientras que Taylor Swift, con 1989, vendió 74.000, según indica el Informe final de 2015 hecho por la firma de investigación de mercado Nielsen.
Son cifras que muestran que la música en formato físico no ha muerto, y a pesar de que las ventas digitales crecen, tener el disco con su arte, su caja y poder tocarlo son costumbres vigentes, situación que también sucede con los videojuegos.
Así lo cree el ingeniero de sonido Darío Valenzuela, el famoso Brujo de la consola.
“El sonido en el vinilo es muy bonito, es el original”, dice Darío, quien opina que el regreso del vinilo no será algo permanente y que con el tiempo volverá a apagarse.
Mercado de la nostalgia
Grupos como Chocquibtown aprovechan el momento de resurrección del LP para promocionar su música, como lo hicieron hace poco con la presentación del último trabajo discográfico, El mismo, en formato de acetato.
“Sacar un LP es muy importante porque nosotros como grupo conocemos la importancia del vinilo ya que el papá de Goyo los coleccionaba y ahora poder ver nuestra música en este formato nos hace sentir que es un logro, nos sentimos realizados”, dijo Tostao, integrante de la agrupación colombiana.
Pero no solo Tostao, Goyo y Slow vieron en el vinilo una oportunidad.
El cantante español Alejandro Sanz hace poco también presentó su disco Sirope, y en una entrevista dijo que había pedido a la disquera que sacaran una edición en vinilo, con un sí como respuesta.
En la opinión del director de la emisora Cámara FM, Javier Rodríguez, regresar al vinilo es un retroceso, una manipulación de la industria y el mercado. Asegura que no le llama mucho la atención devolverse a “la pasta”.
“Hace poco leí que el 43 % de quienes compraban los vinilos ahora ni los abrían. Hay algo de esnobismo también en el regreso del LP”, opina el crítico de música.
Añade que la industria musical se reinventa y entra en un ciclo donde todo regresa, un tema que contrario a lo que dice Javier, no le molesta al melómano Carlos Mojica, a quien conocen más por su apodo: don Alirio.
Él, como buen coleccionista, se inclina por los vinilos primera edición, es decir, los de la época en que salieron los primeros. Pero no por eso desmerita los nuevos. «
Asegura que es maravilloso el retorno de este formato y que la gente se reencuentre con la tecnología análoga, aunque “siempre voy a preferir la magia del disco añejo”, dice don Alirio.
Videojuegos coleccionables
Algo semejante a los vinilos les sucede a los videojuegos.
Los hay digitales, pero para hacer contrapeso, en su formato físico las empresas ofrecen cada vez más ediciones de colección que no solo traen el juego y su caja.
Mapas, cajas metálicas, bandas sonoras y hasta figuras y estatuillas acompañan a estas ediciones que ofrecen más para seguir en la batalla contra lo digital.
Las ventas digitales en este primer cuatrimestre (de enero a abril) aumentaron un 5 % con respecto al mismo periodo de 2015, esto es un total de 6.2 billones de dólares en transacciones de juegos digitales para consola, PC y celulares, según datos de la empresa Superdata Research, especialistas en mercado de juegos digitales.
Entre los más vendidos para consola, dice Superdata, está en primer lugar Tom Clancy’s The Division, seguido del shooter Call of Duty: Black Ops III.
Los juegos físicos, por su parte, bajaron en ventas durante el 2015 en un 13 %.
Por ello, las ediciones de colección quieren mantener su puesto en el corazón de los videojugadores, aunque el precio de las mismas no sea muy accesible, precios que pueden ir desde $250.000 pesos hasta $500.000 y más.
Para el coleccionista de videojuegos Felipe Salgado, estrategias como las promociones de la plataforma Steam de juegos en línea aumentan las ventas digitales, pero “los jugadores de la vieja escuela preferimos los físicos y más si son ediciones de coleccionista, que nos entregan un valor agregado”.
Reitera que el precio termina complicando la compra de estas ediciones, ya sea porque deben ser importadas y el dólar golpea los bolsillos o simplemente por falta de dinero.
Eso lleva, obviamente, a que la persona compre el juego en solitario o la edición digital que es más barata.
En fin, algunos gamers analizan que con el paso del tiempo las ediciones especiales serán más inaccesibles por su precio y lo único físico que quede, mientras que los melómanos concuerdan que el vinilo volverá a los anaqueles de los coleccionistas y la tecnología lo volverá a enterrar.
Lo que sí es seguro es que el formato físico se niega a perder la batalla contra lo digital y se valdrá de la nostalgia y el valor agregado para sobrevivir.
12
millones de dólares fue la cifra en ventas de discos de vinilo en EE. UU. en 2015.