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Con un celular en la mano y un concepto en la cabeza, nada más, así se preparaba Luisa Dörr para recibir, frente al lente de su teléfono, a algunas de las mujeres más influyentes que habitan el planeta por esta época.
El concepto era simple, un retrato sin mucha producción, con luz natural. Solo se usaba un reflector cuando era necesario. La fotógrafa brasileña, que ahora tiene 30 años, estaba a punto de tomar una foto para la revista Time, pero no necesitaba nada más. Eran ella, su teléfono y su par de ojos los que recibían a mujeres como Oprah, Rita Moreno, Aretha Franklin, Shonda Rimes, Ellen Degeneres o Hillary Clinton.
Cuando llegaba el momento del encuentro, algunas de ellas la miraban y la mayoría de las veces se sorprendían. “Sentí que esperaban ver a alguien mayor, con pocos asistentes y al menos con cámaras y flashes”, recuerda.
¿Una fotografía para Time, tomada con un iPhone? Parecía insólito, casi chistoso. “Fotografiar personas en la calle o amigos con el iPhone, es una cosa. Fotografiar mujeres poderosas y famosas es otra muy distinta”, cuenta.
Por lo general eran sesiones rápidas, sin mayores complicaciones. “Usualmente ves imágenes de estas mujeres con mucha producción, luces. Pero para mí es difícil estar inspirada por alguien que parece inalcanzable”, frente al teléfono eran otros seres humanos, no diosas.
La brasileña, quien ha publicado parte de su trabajo en portales y revistas como National Geographic, The New York Times, Wired y Lens Culture, está de visita por Medellín, dirigió un taller sobre fotografía en el Festival Gabo.
Firsts
El portafolio que Dörr había acumulado y publicado en Instagram fue el recurso que la llevó hasta Time. Kira Pollack, editora de Fotografía de esa revista, la descubrió por casualidad mientras descendía entre la interminable seguidilla de fotografías que le arroja la plataforma. Vio una de las reproducciones de la artista y quedó fascinada con sus imágenes, muchas de ellas de mujeres.
Muchas de sus fotografías eran tomadas en la calle, cuando decidía sacar su celular y tomar una foto. Se sentía más libre, no tan encartada. Era una forma práctica de hacer fotos. En 2012 compró su primer iPhone y desde entonces ha tomado cientos de fotografías usando un smartphone. Creó un proyecto sobre mujeres llamado Womantopography, perfiles de mujeres que ella capturaba en sus viajes.
“Me fascinan los paisajes y las topografías de los rostros de las mujeres, sus historias y su contexto”, dice Dörr. “Estoy interesada en la forma en que la vida y el tiempo escriben sobre todos ellos, no solo con marcas físicas, sino también con más huellas espirituales”.
El trabajo que le encomendaron en Time en 2016 se llama Firsts y trataba de recoger el trabajo de algunas mujeres que se habían destacado en ciertas áreas. Locomotoras potentes que impulsaron y abrieron caminos para otras en muchos ámbitos.
La artista viajó por Florida, Washington D.C., Nueva York, California, Nueva Jersey, Texas Colorado y otros estados para completar una misión que se transformó en 12 portadas para la icónica revista, un proyecto transmedia y un libro.
Una de sus sesiones favoritas fue con la bióloga marina Sylvia Earle, quien fue la primera mujer en convertirse en científica principal de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
Dörr le propuso a Earle tomar sus fotografías al amanecer en una playa. Aunque la doctora se demoró algunas horas en llegar, escogiendo un atuendo de neopreno ideal (como el que usan los buzos), a la brasileña le llamó la atención que lo primero que hizo Earle al llegar a la playa fue empezar a recoger plástico de la arena. Iba limpiando la zona con delicadeza, sonriente. Luego de fotografiarla, quedó fascinada con la forma en la que hablaba del océano.
“Mi impulso para llegar a lugares, conocer gente y crear ensayos fotográficos no se trata de esperar mostrar algo – cuenta – Se trata de un viaje personal en este mundo, una forma de sublimar mi propia existencia”.
Cholitas y falleras
En la edición 2019 del World Press Photo, Dörr ganó el tercer puesto en la categoría de historias en retrato con Falleras, una serie de fotos que capturó en España, sobre las fiestas de las Fallas de Valencia (que combina tradición, sátira y arte), que cada año incluyen opulentos vestidos inspirados en el siglo XVIII.
“Para esta historia, estaba tratando de mostrar lo que está sucediendo en España en este momento, el papel de los inmigrantes en la cultura”, cuenta sobre ese trabajo.
Otro de sus proyectos más destacados es The Flying Cholitas, publicado primero en el portal Light y posteriormente en National Geographic.
Trata de un grupo de mujeres que se hacen llamar las cholitas voladas. Son de la comunidad aymara de El Alto, Bolivia que se dedican (con vestido y todo) a la lucha. Literalmente.
La primera aproximación no fue tan sencilla para Dörr. “Los aymaras de El Alto son personas bastante duras. No tienen las mismas concepciones sociales de los occidentales. Realmente no les importan los periodistas ni las revistas elegantes”, añade.
Logró conseguir a una persona que la ayudó a hablar con ellas y conocer los motivos por los cuáles deciden ser luchadoras. Entre las montañas bolivianas, las cholitas luchadoras también pasaron por el lente de la brasileña. A fin de cuentas el portafolio de Dörr está lleno de eso, de un montón de mujeres cuya esencia ha sido buscar su propia manera de luchar.