Un camión con obreros que gritan y agitan pancartas llega hasta el palacio presidencial de la Moneda y de él descienden los componentes de Quilapayún, quienes a continuación suben al escenario para dar un concierto que marca medio siglo de trayectoria artística y militancia política.
En una abarrotada plaza de la Constitución, frente a la sede del Gobierno, la agrupación folclórica más famosa y veterana de Chile, inició un concierto la noche del sábado que se prolongó hasta la madrugada de ayer en el que rememoraron los años de la presidencia de Salvador Allende (1970-1973) y la música de los inolvidables cantautores Víctor Jara y Violeta Parra.
Con “Plegaría a un Labrador” abrieron el homenaje al gobierno de la Unidad Popular. Un invitado -indeseado- a la celebración fue el dictador Augusto Pinochet (1973-1990), caracterizado en un muñeco gigante hinchado de helio que acabó siendo derribado por las palabras de los músicos de Quilapayún, agrupación que tuvo que exiliarse tras el cruento golpe militar de 1973.
Quilapayún se formó en los años sesenta inspirándose en los sonidos andinos a los que incorporaron mensajes con contenido social, propio de aquella convulsiva época, y se consolidaron durante la etapa del gobierno de Salvador Allende, quien les nombró embajadores culturales.