Tras el partido, James Rodríguez quedó tan contrariado con la derrota que la calificó de “mentirosa”.
Su molestia fue entendible. Él, Wílmar Barrios y Radamel Falcao García ingresaron en busca del resultado, pero los que entraron a la cancha desde el comienzo lo hicieron en busca de una idea. Eso, en este momento, es más valioso.
Sí, en el último tramo del partido, cuando ingresaron las figuras de siempre como James y el “Tigre”, y los jugadores que son hoy realidad como Luis Muriel y Barrios, Colombia se asemejó más a esa Selección de carácter y reactiva, que la llevó a cambiar el curso de encuentros complejos.
Pero el trámite de ese primer tiempo y buena parte del segundo, con el protagonismo de las nuevas caras, dejó satisfecho al técnico.
“Las conclusiones las haremos más adelante y pienso que lo importante es que ganamos buenos jugadores dentro del campo, en buenas posiciones”, detalló el estratega, quien a renglón seguido ponderó la labor de varios de sus dirigidos: “Me encantó ver dentro del campo a Luis, Borja, Villa y pienso que estos son los partidos en los que vamos a ganar experiencia y estar preparados para el futuro”.
Y si el balance nominal deja buen sabor, la conclusión en cuanto a lo táctico también esclarece varias cosas. La más importante, el orden, que será, por lo visto, la hoja de ruta de Queiroz y el elemento alrededor del cual se evaluará esencialmente el aporte de los convocados, tanto los experimentados como los nuevos.
Si se tiene en cuenta que técnicos como Jorge Luis Pinto, Juan José Peláez, Alberto Gamero, Luis Fernando Suárez, Pedro Sarmiento y tantos otros coinciden en que el caos táctico era una bomba de tiempo en la Selección Colombia, es una buena noticia que, al menos en este ejercicio inicial, el técnico haya encontrado intérpretes dispuestos a cumplir ciertas tareas en el terreno de juego.
Los ejemplos más claros son los delanteros Duván Zapata, Alfredo Morelos y Luis Fernando Muriel, quienes en los minutos que sumaron entendieron que para hacer parte de este proceso tendrán que adicionarle a sus labores fundamentales de ataque, aspectos como los apoyos, retrocesos y presión. Seguramente la afición mantenga ciertos recelos acerca de que la versión de la Tricolor que vayan a ver en el futuro sea netamente defensiva. Son inquietudes normales, sobre todo si se tiene en cuenta que el equipo venía de un desgobierno táctico que disimulaban las actuaciones individuales y los momentos cumbres de varios jugadores.
Hoy, exjugadores del proceso Pekerman como Carlos Valdés y Fabián Vargas concuerdan en que una vez la Tricolor incorpore seguridad defensiva, el portugués permitirá que la “chispa” característica del fútbol colombiano fluya con más soltura.