A lo largo de la historia, Colombia y Perú han librado una rivalidad intensa que trasciende los simples números. En 61 encuentros disputados entre amistosos, Eliminatorias, Copa América y Copa Oro, la balanza se inclina apenas hacia el lado colombiano con 21 victorias (72 goles), frente a 17 triunfos peruanos (66 goles) y 23 empates. Pero, aunque los números sonrían apenas a la Tricolor, la historia emocional está marcada por duros golpes propinados por la escuadra incaica en momentos clave.
Uno de los episodios más dolorosos ocurrió en la final de la Copa América 1975, cuando, tras una serie igualada, Perú venció en el partido de desempate y se coronó campeón, dejando a Colombia con el título entre las manos. Décadas más tarde, en la Copa América 2011 en Argentina, el equipo dirigido entonces por Hernán Darío Gómez llegaba como favorito tras una gran fase de grupos, pero Perú sorprendió con un 2-0 en cuartos de final, dejando a los colombianos sumidos en la frustración.
Otro recuerdo amargo se vivió en la Eliminatoria rumbo a Qatar 2022, cuando Perú ganó en Barranquilla por la mínima diferencia, prácticamente sentenciando el proceso del técnico Reinaldo Rueda y dejando a Colombia fuera de la cita mundialista.
Por eso, el partido de este viernes 6 de junio a las 3:30 p.m. no es uno más. Se juega en la mente y en el corazón de una afición que no olvida. Porque si bien se trata de un amistoso previo a los grandes retos que vienen, el peso emocional es innegable. Un nuevo tropiezo no solo despertaría antiguos fantasmas, sino que podría tambalear el proceso de Néstor Lorenzo, que llega con un registro preocupante de cuatro partidos sin ganar (tres derrotas y un empate) y con la obligación de recuperar confianza y resultados antes de la Copa América y las próximas fechas de Eliminatorias.
Abel Aguilar, referente de la Selección, revive con amargura aquel partido del 2011. “Habíamos pasado primeros del grupo, haciendo una excelente Copa por encima de Argentina que era el local, y en un partido muy extraño en el que dominamos pero no la metimos, Perú nos terminó sacando”, rememora.
También lo recuerda David Ospina, quien hace parte de la convocatoria para el duelo de este viernes: “Fue un partido en el que teníamos el arco cerrado y ellos nos llegaron una sola vez sobre el final y nos ganaron, complicando mucho las opciones de clasificación”.
Colombia no solo se juega un resultado este viernes. Se juega recuperar la confianza, enterrar los fantasmas del pasado y demostrar que el camino al Mundial de 2026 sigue firme. Ante un rival que tantas veces ha sido verdugo, la Tricolor tiene la oportunidad de reescribir la historia. Y eso también se juega desde el primer minuto.