Un informe desclasificado recientemente por el Comité Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos (HPSCI, por sus siglas en inglés) concluyó que las agencias de inteligencia estadounidenses, bajo la administración de Barack Obama, fabricaron la narrativa de la intromisión rusa en las elecciones presidenciales de 2016 con fines políticos.
El documento, elaborado por la mayoría republicana del comité y firmado por su presidente, Mike Turner, aseguró que la comunidad de inteligencia presentó en enero de 2017 un informe (conocido como Intelligence Community Assessment, ICA) que ya sabían que era falso. Entre los señalados se encuentran altos funcionarios como James Comey (FBI), John Brennan (CIA) y James Clapper (Dirección Nacional de Inteligencia).
Según el reporte, la narrativa sobre una supuesta ayuda de Vladimir Putin a Donald Trump se sustentó en pruebas no verificadas, como el llamado “Dossier Steele”, y se utilizó para abrir investigaciones sin base sólida, filtrar información a los medios y socavar la legitimidad del entonces presidente electo.
La desclasificación del informe coincidió con una publicación de la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien escribió en la red social X:
“Ha surgido nueva evidencia sobre la más escandalosa politización y uso indebido de la inteligencia en la historia de EE. UU. Por orden del presidente Trump, he desclasificado un informe que demuestra cómo la administración Obama fabricó la evaluación de inteligencia de enero de 2017, sabiendo que era falsa, para promover la MENTIRA de que Rusia ayudó a Trump a ganar”.
Gabbard aseguró que se trató de una conspiración para “subvertir la voluntad del pueblo estadounidense” y que el esfuerzo incluyó una campaña mediática concertada para “socavar la legitimidad de Trump”, en lo que calificó como un “golpe de Estado de años”.
¿Y el caso Epstein?
El informe se publica en medio de nuevas declaraciones de Donald Trump, quien ha acusado a Barack Obama y a figuras del Partido Demócrata de liderar un intento de “golpe de Estado” en su contra, mientras el expresidente enfrenta presión por su supuesta relación con el caso Jeffrey Epstein.
Si bien investigaciones anteriores —como la del fiscal especial Robert Mueller— sí documentaron esfuerzos rusos para influir en las elecciones de 2016, no encontraron pruebas concluyentes de colusión directa con la campaña de Trump. El informe desclasificado por la mayoría republicana reinterpreta estos hechos bajo una nueva luz, atribuyéndolos a motivaciones políticas internas.