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Por Área de deportes
Atrás quedaron los hechos de violencia que enviaron al exilio la final más importante de la historia del fútbol argentino.
A 10 mil kilómetros de Buenos Aires, Madrid recibe un partido que no es suyo pero que ahora siente propio.
Y es que, desde que se anunció que el título de la Copa Libertadores se definiría en el Santiago Bernabéu, la ciudad española emula a la capital porteña en la que hinchas de River Plate y Boca Juniors contagian a los locales de la efervescencia con la que los gauchos viven el fútbol.
Ataviados con camisetas, portando banderas y entonando cánticos, los aficionados pasan las horas previas antes de la final mostrando la devoción por su club. Muestra de ello son los innumerables banderazos y encuentros que han hecho los seguidores en diferentes puntos de Madrid, ambiente que hace vivir a los europeos una auténtica fiesta sudamericana alrededor del balompié.
“Estoy seguro de que esta final va a quedar en la historia por el color y el carnaval que le ponen los suramericanos al fútbol. Nosotros vivimos el fútbol de una manera particular, con una pasión extrema y mucha pasión”, comenta el exfutbolista Andrés Orozco.
Esta tarde, en la cita definitiva, celebrará solo uno, pero sin duda, el Viejo Continente vivirá más de cerca el folclor y la pasión de una fiesta que, pese a los tropiezos, será recordada por ser única de principio a finn