Para los religiosos, arrodillarse es un acto sagrado. Por lo general, se posan sobre esa articulación para pedirle a Dios. En una eucaristía católica lo hacen mientras el sacerdote “eleva” la hostia, el cuerpo de Cristo. En los cultos cristianos cuando suplican, incluso “en lenguas”, por un milagro, un favor divino.
Arrodillarse también es, muchas veces, un acto de arrepentimiento. Conozco la historia de un señor antioqueño que, para poderse casar, le tuvo que dar más de 100 vueltas de rodillas a la iglesia de un Pueblo del Occidente porque había leído “textos prohibidos” por la iglesia.
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El acto de desplazarse sobre las rodillas es, físicamente, agotador. Todo el peso del cuerpo se concentra ahí. Además, la punta de la tibia donde se unen los tendones, después de un tiempo, empieza a tallar. Imagínese lo que se siente si ese movimiento se realiza durante 105 metros, como lo hizo el futbolista brasileño Raphinha.
¿Por qué lo hizo?
Sí, lee bien: Raphinha, el goleador de esta edición de la Champions League con 13 tantos, uno de los máximos anotadores del Barcelona de Hansi Flick en La Liga de España que ganó el cuadro catalán, con 18 celebraciones, recorrió de rodillas la cancha del estadio Olímpico Lluis Companys para agradecerle a Dios por la buena temporada que tuvo.
Lo hizo, de acuerdo con un video que se viralizó en redes sociales, durante la mañana española de este martes 20 de mayo del 2025. El extremo brasileño, por lo general con el cabello trenzado, apareció con los crespos sueltos para hacer el acto junto a su pequeño hijo quien caminando, corriendo, lo acompañó.
Cuando llegó al arco opuesto al que inició, desplazó la espalda hacia adelante, como cuando las personas que practican el Islam realizan el Salat, la oración en la que deben inclinar la cabeza como mirando hacia la mezquita principal (así celebró, mucho tiempo, sus goles Mohamed Salah).
Esta no es la primera vez que Raphinha realiza ese recorrido. También lo hizo en 2022, cuando Leeds, el equipo para el que jugaba en Inglaterra, estuvo cerca de descender a segunda división después de subir en 2020 bajo la dirección técnica de Marcelo Bielsa, pero al final salvó la categoría.
Raphinha no es el primer futbolista que hace este acto. En septiembre de 2017, el jugador brasileño –compatriota–, Alemao, quien jugaba en el Inter de Porto Alegre, realizó el mismo recorrido en el estadio Beira Río como agradecimiento por volver a jugar después de estar fuera cinco meses por una lesión muscular grave.
En Colombia, el caso más cercano es el del volante bogotano Daniel Torres, quien suele ingresar a las canchas donde juega descalzo, en la previa de los partidos, mientras conversa con una pastora por celular y oran para que le vaya bien. La devoción del jugador tiene que ver con lo que dice en Deuteronomio 11:24: “Todo lugar que pise la planta de vuestro pie será vuestro”.
