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La nómina titular que dispuso el Medellín ante Millonarios fue una firme declaración de que para Aldo Bobadilla renunciar a la Liga no es una opción.
Aún con el viaje a Buenos Aires y el duelo ante Boca Juniors merodeando en la cabeza de los jugadores, el equipo se mostró generoso en el esfuerzo físico, aunque la lucidez futbolística sí se la quedó debiendo a la hinchada.
De todos modos, con lanzamientos y llegadas desde los costados, el Poderoso logró inquietar al visitante. La más clara la tuvo Juan Fernando Caicedo (31’), con un disparo a ras de piso que encontró una notable respuesta del arquero Wuilker Fariñez.
Pero fue suficiente preaviso para que en tiempo de descuento, otra acción por el costado izquierdo, finalizara con un balón en al área albiazul para hallar, esta vez, la zurda de Javier Reina, quien la mandó a guardar con una sutileza.
El arranque del segundo tiempo fue, más o menos, una continuación de la primera parte, con la iniciativa por parte del local y alguna tibia reacción del elenco embajador.
El partido transcurría con esa dinámica hasta que un hecho fortuito suspendió transitoriamente el encuentro y heló la sangre de todos los presentes sobre el terreno de juego y un sector de la tribuna occidental.
En una acción normal, de disputa del balón entre Yulián Gómez y Hansel Zapata, el lateral rojo sufrió una grave lesión, que conmocionó hasta el cuerpo técnico rival, Alberto Gamero.
Yulián, uno de los jugadores más destacados del DIM en la presente temporada, salió entre aplausos de la afición.
A la espera de un parte médico completo se prevé que será una larga recuperación.
Con el partido enrarecido después de esta situación, el mediocampo se diluyó y el juego entró en un ida y vuelta con muchas aproximaciones, pero pocas acciones de gol reales.
El ritmo del partido, que siempre fue intenso, se agudizó al punto de sumar ocho faltas entre el minuto 75 y el 80.
Adrián Arregui llevó otro susto al banquillo rojo al salir momentáneamente del juego con asistencia médica, mientras cojeaba. Sin embargo el argentino volvió al ruedo.
Faltando 10 minutos para finalizar el tiempo reglamentario, Bobadilla apostó por tomar recaudos y proponer juego directo, desistiendo del manejo en los minutos finales.
En ese tramo del encuentro se hizo más notable la influencia de Andrés Ricaurte, tanto en recuperación como en distribución. En un partido físico y poco cerebral, él fue quien puso algo de orden. Además de Gómez, seguramente varios jugadores rojos acusarán golpes y molestias producto del juego rudo.
Finalmente el DIM acabó con tres partidos sin triunfos, anque parece haber pagado un alto tributo por ello.