Por Wilson Díaz Sánchez
A los 44 años de edad, 39 de ellos metido en el mundo del automovilismo, el bogotano Juan Pablo Montoya sigue vigente como corredor, labor que ahora complementa con el papel de entrenador en su academia de karts en EE. UU.
En plena madurez personal y deportiva, el corredor conserva la autenticidad y el desparpajo en su actuar. Fiel a sus pensamientos, no tiene pelos en la lengua para defender sus convicciones y manera de interpretar la vida.
Así de veloz e intrépido, como lo hace cuando está al volante, responde las inquietudes, muchas veces sin que su interlocutor haya terminado las preguntas.
El miércoles estuvo en suelo paisa conociendo el proyecto autódromo del Central Park de Bello, cita en la que recorrió parte de la pista y compartió con dirigentes políticos y deportivos, y con los obreros. En la tarde participó en un conversatorio en compañía de Roberto José Guerrero, en la que con sus apreciaciones y anécdotas sacó muchas sonrisas entre los asistentes.
EL COLOMBIANO habló con el mejor piloto nacional de todos los tiempos, ganador de 7 grandes premios en la Fórmula Uno, de 20o1 a 2006, y 62 veces top-10 en la Nascar, entre otros logros.
Su hijo Sebastián ya hace el tránsito para llegar a las grandes ligas del automovilismo. ¿Cómo lo respalda?
“Es el apoyo del papá y ya... La verdad es que Sebastián es mi hijo y lo venimos orientando porque él lo quiere. No lo hemos empujado, pues si no lo pide no se le da. Siempre hemos sido bastante estrictos con él... El próximo año empezará a correr en carros y es un paso muy grande”.
Si en sus manos estuviera, ¿qué especialidad de los autos elegiría para él?
“Lo que quiera, aunque creo que desea Fórmula Uno. De todas maneras lo que elija toca ir a Europa, estar en los niveles más difíciles, porque uno no puede venir a vender mentiras y triunfos en categorías que no valen la pena. Si usted hace eso, a la hora de la verdad no está creando un piloto sino una imagen. Y para llegar a ser lo que él quiere y lo que yo he hecho tiene que ser piloto y no imagen. Obvio, esto último es importante, pero debe ser frutos de grandes resultados”.
Él escogió ser automovilista, pero ¿a usted le hubiese gustado que fuera médico, ingeniero, abogado...?
“Le hemos respetado sus decisiones... En la casa siempre se habla todo el día de autos, es parte de nuestras vidas, de la rutina. Y el tema de las carreras es muy relajado, trabajamos mucho en simulador, en todo. También preparamos lo físico, lo mental, el colegio... Inclusive, se le exigen notas altas y cuando no las cumple se le restringen los entrenamientos”.
¿Qué experimenta al verse dirigiendo ese proceso, igual que lo hizo su padre con usted?
“Es divertido, pero un poco diferente. La labor que hizo mi papá fue muy grande al llevarme al sitial que llegué. Los resultados se dieron y ahora Sebastián tiene una oportunidad con las herramientas que tenemos. Posee un gran talento y hay que cuidarlo, porque hoy en día arrancan mucho más chiquitos. Tiene 14 años y ya está corriendo fórmulas, algo más complicado”.
¿El reconocimiento y los contactos que usted tiene pueden hacer que el camino no sea tan difícil para él?
“La parte difícil es igual porque hay que manejar y dar los resultados. Obviamente, tenemos la posibilidad de entrar a los mejores equipos y buscar todo lo necesario”.
Llegar a Bello para conocer este proyecto del autódromo es una señal de su intención de apoyar este deporte en el país. ¿En el futuro cómo puede manifestarse ese respaldo?
“Yo tengo un equipo de karts en Estados Unidos y apoyo a mucho colombiano. Increíble, pero ayudo a más mexicanos que a nacionales porque a ellos les interesa más, ahí estamos pintados (risas). Tengo dos chinos, a los que se sumará otro, y el resto de compatriotas prefieren trabajar con otra gente. A mí, la verdad, eso me aterra, pero no me molesta, porque la experiencia que yo tengo en carros, lo que he hecho y lo que puedo transmitir no lo puede hacer nadie. Pero cada quien hace lo que quiere (risas). Ellos piensan que porque tengo a Sebastián en el equipo me da miedo que le ganen. Al revés, si hay alguien que lo pueda vencer, que venga para que él aprenda, pues uno a los 14 años lo que tiene que hacer es aprender. Como dueño quiero que a mi equipo le vaya bien y muchos creen que no es así, que yo no les daría las mejores cosas. La verdad es que al que tenga más oportunidad de ganar le voy a dar lo mejor”.
¿De las fórmulas en que usted ha corrido cuál le generó más complacencia?
“Todo lo que he hecho me ha dado satisfacción y gusto. Desde Nascar, F-1, Indy, todo lo que hice y hago ahora me gusta muchísimo y lo disfruto. Y para el momento de mi vida, lo que estoy haciendo ahorita, no lo cambiaría por nada”.
¿Por qué, a diferencia de otros deportistas, en especial futbolistas profesionales, usted mantiene un perfil más o menos estable en redes sociales y solo comenta de temas relacionados con automovilismo?
“Yo hago redes, todo lo hago yo solo. Publico lo que me parece chévere, llevo una vida tranquila, nunca he tratado de ser más de lo que tengo y soy. He corrido carros porque me gusta y para hacer esto me exijo para ganar pruebas y ser el mejor”.
Usted pasa más tiempo fuera de Colombia. A la distancia, ¿cómo percibe el país?
“Es como todo, hay buenos y malos momentos. Hoy, por ejemplo, es muy bien día para Medellín, el automovilismo y el deporte de acá. Esta es una gran oportunidad para la gente. Ojalá que aprovechen este autódromo que nace”.
¿Si tuviera la oportunidad de tener otro duelo en la pista, a qué rival elegiría y por qué?
“Es que a mí no me importa. Yo no corro carros para eso, ¿me entiende? Uno corre para ganar carreras y ya. Nunca he competido por la rivalidad, lo hago es porque quiero ganar y punto”.
Dejó la F-1 en 2006, a los 32 años, cuando estaba con McLaren... Aún tenía mucho por dar, ¿por qué lo hizo, se ha arrepentido de esa decisión?
“No, ¿sabe cuál es el problema? Usted no entiende que yo no corro carros por ustedes, yo lo hago por mí. Yo corro en lo que a mí me gustó, en lo que yo quiero hacer y no lo que quieren que yo haga”.
¿Se refiere a la prensa o a los aficionados?
“La prensa o el aficionado, lo que quiera. Es que usted debe entender que esta es mi vida, y es como su profesión... Si usted se mamara de escribir en EL COLOMBIANO y viniera El País y le ofreciera trabajo con mejores garantías, ¿usted se va o no?... Yo hago lo mismo, me mamé y me fui a hacer otra cosa”.
¿Pero su condición de ídolo no lo hizo pensar?
“Ese es el problema. Entonces porque usted tiene gente que le cae bien y le gusta lo que escribe, ¿entonces no se va?”.
Bueno, es una decisión personal y le aclaro que no le estoy cuestionando la determinación...
“Sí, es una decisión personal. Y aclaro, yo no me juego la vida cada vez que me monto a un carro, el día que sienta que eso es así no lo hago. Y se la pongo así: con mi hijo corriendo, si yo sintiera que él se está jugando la vida cada vez que se monta al carro, ¿usted cree que yo lo dejaría?”...
Ha corrido para Frank William, Ron Dennis, Chip Ganassi y Roger Penske, ¿cuál de estas experiencias lo marcó más y por qué?
“Uno con todo el mundo aprende, pero no solo de los dueños, también adquiere conocimientos de los ingenieros. La interacción mayor es con la gente que trabaja para esas compañías”.
¿Cuándo vamos a tener otro piloto de la talla suya en Colombia, qué hace falta?
“El próximo piloto que de verdad tiene chance de hacer algo es Sebastián, por el talento que tiene, lo que ha hecho en Europa en karts, la habilidad... La manera como lo he criado, las cosas que él hace y puede hacer en karts. Hoy en día tiene un nuevo carro y si alguno va a llegar es él. Mejor dicho, si él no llega, probablemente el que viene detrás suyo tampoco lo hará”.
Usted tiene 44 años, ¿cómo se proyecta?
“Yo no me proyecto. Me gusta correr y desde que algún equipo me quiera y me vaya bien, lo voy seguir haciéndolo. En lo que estoy ahora es muy bueno porque son 10 fines de semana al año, un poco de test y no mucho tiempo; me da flexibilidad para estar con Sebastián y con los otros pilotos que les ayudó, y para hacer lo que me gusta a mí”.
De los pilotos que ha enfrentado, ¿a quién recuerda más, por rivalidad, compañerismo, en fin...?
“Con los que he corrido del que más recuerdo es Ralf (Schumacher), fue el que más brega me dio vencer. Ufff”.
¿Y de Michael Schumacher?
“Nunca hablamos, nunca fuimos amigos, nada. Jamás hubo una cercanía de verdad. Terrible lo que le pasó y en la condición en que está. ¿Si ve? Es más peligroso esquiar que correr carros” n