Blanca Londoño no duda en afirmar que los escenarios que quedaron en su municipio tras los Juegos Suramericanos de 2010 son un verdadero tesoro.
Esta mujer bellanita no solo es feliz porque puede hacer uso de ellos, también porque sus hijos, que antes no pisaban ese lugar, acuden allí a ejercitar sus cuerpos.
Recuerda que hace cinco años, antes del comienzo de las justas, por los alrededores del coliseo Tulio Ospina era hasta peligroso caminar debido a la cantidad de viciosos y amigos de lo ajeno que frecuentaban el sitio. Asegura que con la construcción de nuevas instalaciones deportivas y vigilancia el panorama es diferente, y aquellos espacios oscuros desaparecieron, generando más calidad de vida.
Al igual que en Bello, entre los pobladores de Copacabana, Envigado, Sabaneta e Itagüí, otras subsedes de los Juegos, se siente un ambiente de calma y tranquilidad, gracias a los escenarios que construyeron, como lo expresa Sebastián Zapata, entrenador de polo acuático: “hubo desarrollo deportivo y cultural”.
Este orientador recuerda que los Suramericanos fueron el boom en Copacabana. “De hecho fue el evento que nos internacionalizó y dejó una de las mejores piscinas del continente. Además, el polo acuático se masificó, en el club teníamos 20 deportistas y ahora hay 70, de los cuales cinco están en Selección Antioquia y dos con Colombia”.
Agrega que en el tema paisajístico el sector tuvo un cambio rotundo. “Los Juegos revolucionaron esta zona, ya no se ven los marihuaneros como antes, el lugar es bonito y los espacios son bien utilizados”.