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Sus puntos increíbles —esos que muchas veces se ven perdidos—, las lágrimas de felicidad al ganar recientemente su primer título profesional en la Copa Colsanitas, o quizá el abrazo de consuelo que le dio a la danesa Clara Tauson, serán detalles difíciles de olvidar para María Camila Osorio.
A lo mejor estos, y muchos más, harán parte, de ahora en adelante de una lista importante de gratos recuerdos de quien ilusiona, como lo expresó el entrenador Ignacio Arroyave, en convertirse en una de las futuras estrellas del tenis mundial. Osorio impresiona con su juego, con su nobleza y bondad.
El pasado viernes, el día que se le acercó a Tauson para darle ánimo, pues impotente lloraba al tenerse que retirar del encuentro de cuartos de final del WTA 250 de Charleston, en Estados Unidos, María Camila logró algo que nunca había podido hacer una tenista colombiana: alcanzar ocho victorias seguidas en el circuito profesional.
En la actualidad, la cucuteña, con destacados resultados, tiene con la boca abierta a más de uno, aunque en realidad lo que viene consiguiendo en su deporte no es fruto de la casualidad sino de un buen proceso que le empieza a dar mayor recompensa.
“Confiamos en que seguirá dando pasos seguros en la búsqueda de posicionarse entre las mejores. Viene, desde juvenil, con una carrera muy buena, y si los cambios generacionales se dan, ella estará dando mucho de qué hablar. Posee mucho talento y tiene además un respaldo económico muy bueno como el grupo Colsanitas en un deporte de por sí demasiado costoso. Ahora estamos ante la era de María Camila Osorio”, dijo el orientador Arroyave.
Con la conquista del certamen Colsanitas en Bogotá, Osorio, de 19 años de edad, se convirtió en la jugadora más joven del país en lograr un título en un torneo de la WTA - Asociación Femenina de Tenis-. La compatriota que tenía ese honor era Fabiola Zuluaga, quien alcanzó su primer campeonato en dicha categoría con 20 años.
Pero imponer marcas no es nuevo en María Camila. En 2016, con 14 años, se convirtió en la representante nacional más joven en integrar un seleccionado nacional en una Copa Federación -equivalente a la Copa Davis- y darle a la vez a Colombia un punto en dicho certamen.
“El título en Bogotá significa mucho para mí por muchas cosas. Me da mucha confianza y me demuestra que estoy haciendo las cosas bien”, dijo Camila en rueda de prensa.
“Esto ya es pasado, es historia. Mis metas continúan y para estar entre las 100 mejores todavía me falta”, agregó la deportista, quien es de las que no se queda viviendo en el recuerdo del triunfo ni en la desdicha de la derrota.
Fuente de inspiración
Este lunes, y después de ser semifinalista en el WTA 250 de Charleston, María Camila apareció en el puesto 117 del ranquin mundial, su mejor ubicación y escalando en total 18 casillas.
“Cuando conocí a Camila vi en ella determinación, compromiso, es demasiado competitiva. Le encanta la presión y siempre es respetuosa. Lo que está demostrando es súper importante porque se convierte en referente para muchas niñas que van a querer inclinarse por la práctica de este deporte y para otras que ya están en él las incentiva a buscar cosas grandes. En sí empuja a las demás”, comentó la extenista Catalina Castaño.
Por ahora, Osorio se tomará unos días de reposo de cara a sus siguientes retos, entre ellos la qualy del WTA 1000 de Madrid o el WTA 125 de Saint Malo, en Francia. Con ella, el tenis femenino de Colombia vuelve a sonar fuerte.