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La historia de cómo un clavado en San Andrés le cambió la vida al nadador Luis Rojas

El nadador se prepara para viajar a una Copa Mundo, en la que buscará clasificar a su segunda prueba de cara a los Paralímpicos de Tokio.

  • La historia de cómo un clavado en San Andrés le cambió la vida al nadador Luis Rojas
  • La historia de cómo un clavado en San Andrés le cambió la vida al nadador Luis Rojas
31 de marzo de 2021
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Por Jheyner A. Durango Hurtado

Cuando Luis Eduardo Rojas abrió los ojos y se dio cuenta que gran parte de sus músculos habían quedado dormidos, jamás se imaginó que su vida iba a dar un giro de 180 grados.

Del pecho hasta los pies, el antioqueño, que integró la primera Selección Colombia de polo acuático campeona centroamericana (Venezuela 1989), estaba totalmente paralizado.

En ese instante no sintió desespero, pues pensaba que el alcance del golpe recibido no era grave y tendría pronto una solución.

En Johnny Cay, un islote cercano a San Andrés, Rojas, quien de joven hizo parte a la vez de una preselección Antioquia de baloncesto y fue campeón departamental de artes marciales, sufrió una elongación medular en las vértebras C4 y C5.

En el recorrido para tirarse un clavado, Luis Eduardo se resbaló, se dobló un tobillo y cayó de cabeza. Tras el impacto, contra la arena y piedras, también estuvo comprometida la columna, quedando cuadripléjico.

Con el pasar de los días, ante las respuestas de los médicos que le decían que jamás iba a volver a caminar, Rojas empezó a sentir impotencia y dice que es complicado recordar esos momentos de angustia, de dolor.

“Creí que cuando la médula se me desinflamara iba a valerme de nuevo por mí mismo, pero no fue así. Verme de la noche a la mañana en esas condiciones, sin poder moverme, sabiendo que alguien te tiene que ayudar en todo, hasta para cambiarte de ropa, resultaba bastante complejo. Se le pasan a uno mil cosas por la cabeza, una, aunque es dura decirla, el creer que ya no justificaba seguir viviendo así, que todo lo que era y me rodeaba no tenía sentido”.

Así confiesa el deportista, al señalar que gracias a su disciplina, esperanza, apoyo de sus seres queridos, entre ellos su hermano Jorge, quien lo acompaña a todos lados, y sobre todo la fe, logró salir adelante tras ese accidente de hace 25 años.

“Estoy aprovechando la nueva oportunidad que Dios me dio, retándome, siendo ejemplo de superación para muchos y buscando hacer más historia”. Y vaya que ha escrito páginas de gloria en la natación paralímpica.

Con metas altas

Actualmente, ostenta cuatro récords continentales y es el cuarto mejor en el mundo en su categoría, la S1, diseñada para nadadores que tienen severos problemas de coordinación en los cuatro miembros o no tienen usos de sus piernas, tronco, manos o uso mínimo de sus hombros.

Ahora, el deportista se prepara para viajar a Lewisville, Texas (Estados Unidos), donde competirá desde la próxima semana en una Copa Mundo de natación, la última clasificatoria a los Juegos Paralímpicos de Tokio.

Ya tiene el cupo para las justas de Japón en la prueba de los 50 metros espalda, y ahora intentará lograr la marca en los 100 m espalda.

Rojas comenta que con el paso del tiempo cambió su pensamiento. Ya no se preguntaba lo que perdió sino lo que ganó.

“Aprendí a valorar cada cosa de la vida, me volví más fuerte para afrontar cada adversidad en el camino, más paciente, disciplinado. Empecé a ser más creativo para intentar recuperar algo que antes se hacía con facilidad y a disfrutar todo avance en la recuperación física”.

Y saber que cuando inició el proceso de rehabilitación en la piscina, le era complicado flotar en el agua.

“Es duro iniciar de cero, pero se vuelve un factor motivante afrontar la realidad y saber de qué se está hecho. Hay dos opciones, quedarse postrado en una cama como muerto en vida, o luchar para superar los obstáculos. Todo depende de la actitud y el deseo por salir adelante”, relata Luis Eduardo, quien si bien no puede mover los dedos, logró sacar los títulos en Gerencia Integral, Administración de Empresas y es técnico en Análisis y Programación de Computadores.

Como siempre fue competidor de alto rendimiento, Rojas vio en la natación una puerta para hallar tranquilidad emocional y seguir dejando huella en el deporte.

“Lo que más me ayudó en mi recuperación a nivel funcional fue la natación. En la piscina, con mis brazos, empecé a desplazarme de nuevo por mis propios medios, lo cual es totalmente diferente en tierra, donde necesito una silla de ruedas. Pero en el agua comencé a sentir libertad, satisfacción, a no estar tan cansado por estar sentado tanto tiempo. Al ver mis avances comencé mi proceso de entrenamiento y ahora soy feliz al saber que soy el mejor nadador paralímpico de este continente en mi categoría”.

En Tokio-2021, Luis Eduardo afrontará sus terceros Juegos Olímpicos. Una medalla sería algo maravilloso para él, su familia y Colombia, aunque en realidad, gracias a su lucha constante y superación, ya es un campeón de la vida

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