viernes
3 y 2
3 y 2
El expiloto Roberto José Guerrero y el aún automovilista Juan Pablo Montoya, únicos colombianos que han participado en la Fórmula Uno, se confesaron admiración mutua. Sucedió en el conversatorio que se realizó en el auditorio del Idea con motivo de la visita que ambos hicieron a las obras del autódromo del Central Park, en Bello.
El bogotano Montoya contó que en su infancia, en compañía de su padre (Pablo), seguía por televisión las actuaciones de Guerrero, quien se convirtió en su héroe. El paisa, por su parte, dijo que todo lo que Juan hizo en la F-1 y en otros campeonatos generaron su admiración. “Recuerdo que la gente en Indianápolis se agarraba el pelo al ver la intrepidez de este muchacho en la pista”, añadió Roberto José, radicado en EE. UU.
Esta semana, a su regreso a suelo antioqueño, la afición volvió a disfrutar de un Guerrero amable y sonriente que, a los 61 años de edad, continúa vinculado al automovilismo: “Hago trabajos con una fábrica de carros. También tenemos academia y organizamos eventos con autos rápidos. Eso es suficiente, lo de las carreras es mejor dejárselo a los jóvenes. Dejé de competir hace muchos años y vivo en California, mi señora es de allá. Tengo tres hijos casados y cinco nietos; todos muy bendecidos y organizados”.
El mayor, Marcos, intentó seguirle los pasos en el deporte y alcanzaron a hacer algunas competencias juntos, pero luego desistió. “Es ingeniero mecánico y mi señora vive contenta por no haber tenido un automovilista más en la casa, con uno en la vida era suficiente”, dijo entre risas.
El kartódromo municipal que llevaba su nombre desapareció en la remodelación de la unidad deportiva Atanasio Girardot para los Juegos Sudamericanos de 2010 en Medellín y nunca fue remplazado.
Muchos dicen que la región y el país tienen una deuda con él y su familia, pues su padre, Roberto Serafín Guerrero, a quien evocó esta semana al presenciar los avances del autódromo de Bello, le brindó mucho a los deportes de motor, como ahora lo hace su hermano Jaime.
Aunque él nunca ha reclamado nada, le cayó bien la idea que le comentaron de que algunos sectores del nuevo escenario podrían llevar el nombre de personas representativas de esta disciplina.
En relación con lo que se encontró en el Central Park, manifestó que “es increíble lo rápido que lo están haciendo, ni la sombra de las fotos que recibí hace cuatro meses en las que el terreno era un monte. Ahora se ve hermoso”.
Según él, el único problema es que el espacio que se destinó no es suficiente para la F-1 o carreras grandes, aunque destacó que el asignado lo utilizaron lo mejor posible “y es buenísimo, de los mejores de Latinoamérica”.
Considera que esta pista ayudará mucho al automovilismo, porque masificará la práctica por la facilidad para llegar hasta allí. “Seguro saldrán muchos pilotos para sumarse a la cantidad que ya tenemos en el exterior”.
Sentirse un referente hoy lo llena de orgullo, pues cuando piensa en sus inicios asegura que no se explica cómo alguien de una zona sin escenarios haya logrado escalar tanto en el automovilismo como lo hizo él. “Soy un bendecido”.
Comunicador social periodista de la U. de A. Sigo el fútbol profesional y aficionado, la gimnasia, el voleibol y las otras disciplinas del ciclo olímpico. Redactor de El Colombiano