Es tan mágico lo que vive Samuel Madrid Villegas en el deporte, que en ocasiones siente que está en medio de un sueño.
La próxima semana, cuando regrese a Colombia, el antioqueño tendrá el privilegio de decir que en menos de cinco meses estuvo presente en tres de los certámenes de jiu-jitsu más duros y prestigiosos en el ámbito internacional.
En este arte marcial, que posee gran variedad de sistemas de combate basados en la defensa sin armas, que tuvo su origen en Japón y con gran desarrollo en Brasil, Samuel, de 14 años de edad, viene ganando respeto y admiración.
En julio se convirtió en el primer representante nacional en su categoría (green, ultra-heavy weight), en conquistar oro en el Pan Kids-IBJJF celebrado en Orlando, Estados Unidos, evento que en la práctica es considerado como un mundial por su nivel de dificultad.
Recientemente, en Abu Dabi, Samuel logró presea de bronce, en sub-16, en el Campeonato Mundial JJIF.
Mientras que desde este domingo el deportista buscará darles más alegrías a sus seres queridos y al país cuando haga su debut en el Mundial juvenil de los Emiratos Árabes.
“Constancia es la mejor palabra para definir a Samuel. Posee voluntad y ganas para disputar cada competencia. Muchos se asustan ante cualquier reto, pero él lo disfruta. Le veo potencial y buena probabilidad de medalla en este mundial”, indicó desde Abu Dabi su entrenador, Kevin Cuervo, quien ha sido clave en sus progresos.
Herencia deportiva
Si bien Samuel no siguió los pasos de su abuelo (Guillermo), tíos (Luis Guillermo, Juan Eugenio y Alejandro) y papá (Andrés), quienes fueron integrantes de la selección Colombia de waterpolo, sí halló en el jiu-jitsu su gran pasión.
Desde los siete años, el estudiante de grado octavo del Colegio Colombo-británico, de Envigado, incursionó en esta última especialidad, y ante deportistas mayores ya es cinturón verde, el más avanzado que hay en niños.
“Uno se mantiene en un corre corre con él para que logre sus sueños. Su papá todos los días lo lleva a la academia para que practique deporte. Se hace un sacrificio de familia porque si no es imposible que progrese en lo que hace. Por mi lado estoy pendiente de su parte académica para que no descuide sus estudios”, comenta Alexandra Villegas, ingeniera industrial y madre del deportista.
Para ella, si bien el jiu-jitsu es un deporte físico y de combate que ayuda en la defensa personal, también le permitió al menor adquirir autocontrol, concentración, estar ocupado y no siempre frente a un celular o pantalla de computador.
“Es una disciplina que te empieza a crear valores, y que te da carácter frente a situaciones personales de tu vida, pues inicias a vivir la victoria y la derrota. Samuel era un niño muy distraído, le encantaban los videojuegos”, agregó Alexandra.
“Gracias al jiu-jitsu encontré buenos amigos, me gusta demasiado la hermandad que se vive en él. Cuando termina un evento como estos quiero prepararme mejor para asistir al siguiente. Deseo escalar alto en lo que hago”, comentó Samuel, quien con sus 73 kilos de peso y 1,74 metros de estatura se muestra como un gigante del jiu-jitsu.
En Abu Dabi saldrá por más satisfacciones