Antioquia es territorio de producción y tránsito de droga. Vía comuna 13 en Medellín, que es la que está ubicada más al occidente de la ciudad, la ruta continúa hacia el Urabá antioqueño, una región geográficamente privilegiada y estratégica para que los carteles de droga distribuyan la coca en el Caribe y hacia Estados Unidos.
Según las estadísticas de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, en el departamento, en 2017, había más de 13.000 hectáreas sembradas con coca. Aunque el año siguiente fueron erradicadas un número similar, se dice que este año hay alrededor de 11.000 hectáreas nuevas, lo que supone la necesidad de un replanteamiento de la estrategia.
La administración departamental de Luis Pérez, optó por la fumigación de los cultivos mediante drones. Pero no fue efectivo por altos costos y porque los expertos consideran que es necesario rociar varias veces la planta para poderla eliminar.
La siembra de coca y su comercialización ha llevado a que regiones como el Bajo Cauca, estén sumidos en luchas territoriales, crisis sociales e inseguridad.
Las propuestas de los candidatos a la Gobernación de Antioquia para enfrentar este problema son diversas. Algunos se rigen más a la sustitución manual y a continuar con el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (Pnis). Otros abiertamente piden uso del glifosato, más presencia de la autoridad territorios claves para el tráfico como el Golfo de Urabá, ejercer control de los insumos antes de que se produzca la cocaína en los laboratorios y darle opciones económicas a los campesinos.
¿Cuál será la estrategia de seguridad contra los grupos ilegales en la ruralidad?
Desde la anterior semana y durante esta, nuestras audiencias pueden leer las propuestas de los candidatos a la Alcaldía y a la Gobernación. Los aspirantes que saldrán publicados corresponden a los que publicaron su hoja de vida en la plataforma Candidatos Transparentes, con corte al 2 de septiembre. Los que no aparecen, no llenaron el formulario.
Colombia es el principal productor de hoja de coca y cocaína a nivel mundial y también el principal punto de partida de esa droga que se consume en el mundo, con 209.000 hectáreas cultivadas (64 % se concentra en los departamentos de Antioquia, Putumayo, Norte de Santander y Cauca). En Antioquia, en 2017, había 13.800 hectáreas con hoja de coca, mientras que para 2018 se erradicaron 14 mil, y en lo que va corrido de 2019 hay alrededor de 11 mil nuevas, lo cual permite inferir que entre más se erradica, más siembran los delincuentes.
La mayoría de los campesinos, expresa el candidato, se ve obligada, por la fuerza o por las condiciones, a cultivar hoja de coca ante la falta de apoyo estatal a la agricultura, los elevados costos de los insumos agrícolas, la creciente importación de alimentos, la ausencia de políticas arancelarias que protejan la producción interna, y la consecuente baja en los precios de los alimentos en el mercado, lo cual ha venido dejando a grandes sectores del agro colombiano sin los medios y las condiciones para producir y competir.
Por todo lo anterior, concluye Correa, su propuesta para el campo consiste en la creación de un modelo económico regional en el que cada territorio se especializa de acuerdo con su capacidad productiva, se asocia con los campesinos en sistemas de economía solidaria, se les dota de maquinaria e insumos, y se crean ciudadelas industriales que cuenten centros de acopio, plantas de generación de valor agregado y sistemas de logística para la comercialización directa y así eliminar la intermediación económica. Un plan ambicioso al mejor estilo del ingenio paisa.
Asevera el candidato que la hoja de coca es relativamente inofensiva si no se lleva a un proceso de producción en una serie de etapas en donde se mezcla con diferentes químicos, ¿entonces por qué solo se lucha contra la siembra de la hoja de coca y no se realiza un control serio de los insumos utilizados en la elaboración de la cocaína? “Es necesario tener un total control de estos insumos que no pueden ser de libre comercialización y transporte”, dice. En su gobierno ejercerá control sobre al menos 19 sustancias químicas que emplean los delincuentes en la producción de diversos tipos de drogas ilegales. Señala que la erradicación es una acción fundamental para mantener el control de los cultivos ilegales, y plantea como alternativas la fumigación con glifosato: manual sobre las plantas y fumigación aérea, erradicación manual y erradicación voluntaria, con especial cuidado en posibles afectaciones a las personas, a cultivos legales y al medio ambiente. La erradicación voluntaria estará acompañada de incentivos con respecto a la utilización de la tierra y los productos legales que en ella se siembran. Plantea que hay que hacer un inventario para saber dónde están las más de 13 mil hectáreas de coca.
En segundo lugar, propone un gran programa de sustitución voluntaria, de la mano de proyectos productivos. Además, invertirá en inteligencia humana y técnica y las drogas las va a enfrentar con la Policía, con la Fuerza Pública; con los alcaldes, realizando conceptos de microgerencia, y con judicialización. Finalmente, frente a la movilidad de la coca, entendiendo que Antioquia es un departamento de producción y de tránsito, bloquearán esas salidas.