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Desde hace casi dos meses Catalina Aristizábal se encuentra instalada en Cap Cana, República Dominicana, y no se puede mover de allí, por lo que siempre espera con gran expectativa cada vez que su esposo y sus hijos pueden viajar desde Estados Unidos para visitarla.
Todo para aprovechar la oportunidad de ser la nueva presentadora de El Desafío, con la responsabilidad de reemplazar a Margarita Rosa de Francisco, en el reality más exitoso en la historia de la televisión colombiana.
Es la temporada número 14 de este programa, pero la segunda donde los participantes son atletas de alto rendimiento, en lo que se ha denominado Súper Humanos.
Catalina, aunque no se considera súper humana, si es una amante de la vida saludable y el ejercicio, por lo que es feliz al ser espectadora de cada una de las pruebas a las cuales son sometidos los participantes.
Desde el pasado martes a las 9:00 de la noche los colombianos podrán ver los 83 capítulos de esta nueva temporada de El Desafío.
¿Por qué decidió aceptar El Desafío?
Porque es una oportunidad imperdible. Todos los días agradezco poder estar aquí, en uno de los programas más vistos de la televisión colombiana, con muchos admiradores en todo el país, porque es divertido y a la vez motivante con este formato de Súper Humanos.
¿Veía el programa?
He sido admiradora de El Desafío toda la vida, pero jamás imaginé que sería parte de él como lo soy ahora. Una oportunidad única en la vida.
¿Cómo ha sido el pasar de ser fanática a ser presentadora de ‘El Desafío’?
Muy emocionante. Aquí me estoy mostrando tal cual soy, dejándome tocar por cada uno de los momentos del programa, con los competidores.
Es difícil estar al margen cuando pasas tanto tiempo con ellos y viendo todas las situaciones por las que suelen pasar, tal cual como son, entre el amor, la ira, el festejo, la derrota y el dolor. La verdad me conmuevo mucho, en especial cuando debo despedir algún participante. Todo lo estoy viviendo como una participante más.
Me he enamorado el juego, de los participantes, porque estoy muy metida en él, lo que les ha costado estar ahí, porque se ‘matan’ en cada juego por ganar.
Participantes arriesgados...
No se miden, no conocen el miedo, lo cual es impresionante, luchan sin guardarse nada. Es imposible no terminar haciendo fuerza por aquel a quien siempre envían al Desafío a muerte y sigue superándolo y avanzando, por lo que si ellos lloran, pues yo también lloro.
¿Qué significa para usted estar en El Desafío?
Es muy importante. He cultivado una carrera de 20 años con mucho trabajo y disciplina, por lo que para mí esto es un regalo y como el recoger los frutos de todos estos años de labores.
¿Difícil reemplazar a Margarita Rosa de Francisco?
Lo vi como una oportunidad que no podía desaprovechar, que no llegan todos los días, porque si no la aceptas puede llegar y posicionarse por otras 14 temporadas.
Ser mamá de dos niños chiquitos e irme por más de dos meses no es fácil. Además, jamás me habían ofrecido algo así, por lo que no lo tenía contemplado.
¿En qué momento de su carrera llega esta oportunidad?
Necesitaba explorar algo nuevo, porque llevaba seis años presentando el 1,2,3 en CM&, hablando de política en un formato completamente distinto, para ahora involucrarme en un reality y con sus participantes, es algo maravilloso.
¿Cómo tomó esta decisión?
Son decisiones que se toman en familia y es muy chévere llegar y empezar a crear vínculos con las personas que comparten tu misma pasión.
¿Cómo ve a los participantes?
Este es un concurso para verdaderos deportistas integrales, que tienen fuerza, agilidad, pero también mucha inteligencia, saber llevar una buena convivencia y una fuerte inteligencia emocional, para manejar sus temperamentos, porque quienes demuestran sus defectos de entrada, suelen salir rápidamente.
¿Realizaría algunas de las pruebas?
Yo me le mido, lo que pasa es que no me dejan hacer todas las pruebas, pero cada vez que terminan los participantes me dan unas ganas enormes de hacerlas, a ver si yo soy capaz y ver si sería una de las fuertes del equipo o todo un fiasco y ya hubiera salido del juego (risas).
Con mi vestuarista, que es delgada y de mi misma estatura, solemos competir en algunas de las pruebas, en las que nos dejan.