Del dicharachero, vago y buena vida del personaje Joaquín Calle, poco hay en la vida de Juan Pablo Urrego.
El actor antioqueño, que se formó profesionalmente en Cuba y Argentina, reconoce que es un poco tímido e introvertido, pero que cuando entra en confianza es bastante extrovertido.
Coleccionista de películas y series, tiene cerca de 300, no le gusta bajarlas, sino comprarlas, Juan Pablo hizo gran parte de su carrera en Argentina, con series juveniles como Niní. Este año en Colombia lo vimos en la serie Esmeraldas, en un rol totalmente contrario al de Joaquín.
En sus tareas pendientes, pese a que le gusta vivir el día a día, se plantea hacer cine en el país, mientras sigue trabajando en una compañía de teatro en Bogotá. Así es Juan Pablo Urrego.
¿Cómo fue el proceso de elaboración de un personaje como Joaquín?
“Cuando me llamaron al casting me hablaron del personaje, pero no había mucha información, me hablaron de alguien que se metía en problemas y que era el dolor de cabeza de la familia, me di cuenta que había humor de por medio y en la prueba incluí un par de dichos paisas. La propuesta gustó mucho y quedó planteado así.
Para los dichos me valí del libro El testamento del paisa, me lo leí todo, allí encontré dichos, refranes, cuentos e historias que me sirvieron mucho para armar a Joaquín”.
¿También tuviste referencias cercanas, familiares?
“Sí, claro, toda mi familia es paisa, me crié en pueblos y fincas, tengo un tío por parte de mi papá que es un loco, que es el dolor de cabeza de la familia, así que también es la referencia de esa persona que no es mala, sino que todo le sale mal”.
¿Qué tan parecidos son Juan Pablo y Joaquín?
“Soy tímido al principio y luego me suelto, pero no soy tan fresco como Joaquín, tengo chispa, aunque soy más reservado. Desde mi personalidad le aporto mucho a Joaquín, pero él tiene un desparpajo y una manera de vivir, hablar y desenvolverse, que yo no tengo”.
¿De los dichos de Joaquín cuáles te gustan más?
“Muchos... Joaquín Calle repite mucho que él no es malo, sino que quedó mal persignado; que tiene el Cristo de espaldas, que es tan alto que lo tienen que alimentar con voladores o que es tan chiquito que llora para que lo bajen de una moneda”.
¿Cómo han recibido a Joaquín?
“Muy bien, con este tema de redes sociales la gente me pone mensajes muy bonitos, la verdad no lo esperaba, al contrario tenía mucho susto porque era la primera vez que hacía comedia, pero la gente lo ha recibido muy bien. Seguimos grabando en el Eje Cafetero, me toca viajar mucho y la gente me para y me saluda, algo muy lindo”.
¿Ha sido un buen año con proyectos como Esmeraldas?
“Estoy muy contento, agradecido con lo que me está pasando, Esmeraldas fue un proyecto muy bonito, al que también le metimos toda la ficha y corazón, infortunadamente el rating no nos acompañó, igual la gente que la vio le gustó mucho. Muy feliz de poder interpretar diferentes personajes, de cambiar, porque esa es la idea, mostrar diferentes facetas”.
¿Hay nuevas producciones en mente?
“En este momento tengo propuestas para hacer cine y otras producciones, pero en este momento no tengo tiempo para nada, solo para Hermanitas Calle, seguimos grabando hasta diciembre. Ya vendrán otras cosas”.
¿Cómo proyectas tu carrera?
“Me gusta llevar todo paso a paso, vivir el día y disfrutar el momento, todos los días me levanto diciendo que quiero hacer cine. Hago parte de la compañía teatral Maldita vanidad, en Bogotá, es algo que está muy presente en mi vida. El cine es esa materia que tengo pendiente”.
¿Siempre quisiste ser actor?
“Empecé en el colegio, a los 10 años, en un grupo de teatro en el Corazonistas, luego llegué a otro colegio donde no había grupo de teatro, y con un grupo de amigos lo conformamos. Cuando me gradué me asusté y me puse a estudiar Administración en Eafit, pero solo duré dos meses, estuve allá para darme cuenta que eso no era lo mío, que realmente quería ser actor, hablé del tema con mi familia y desde el inicio me apoyó mucho”.
Casi te quedas en Argentina...
“Siempre he admirado mucho a los argentinos, me parecen unos genios actuando, en el humor, en el cine, y se me metió en la cabeza que quería irme a estudiar allá y terminé viviendo seis años, montamos un grupo de teatro infantil, también hice musicales y televisión, estuve en la serie juvenil Niní, la segunda parte de Floricienta, y luego montamos el show musical para los teatros, fue una experiencia increíble”.
¿Cómo llegaste de nuevo a Colombia?
“Fue muy chistoso porque no tenían pensado volver, estaba más allá que acá. Volví al país para el matrimonio de uno de mis hermanos y por cosas de la vida alguien me contactó con Fox Telecolombia para un casting. A las dos semanas me avisan que me gané el personaje, pero al final no acepté por mis compromisos en Buenos Aires.
Me quedó sonando la idea de trabajar en Colombia, así que me regresé hace cuatro años y medio, empecé desde cero y acá voy”.