Yuri Vargas disfruta por estos días de uno de los mejores momentos de su vida, tanto personal, como profesional.
Está al aire con uno de los antagonistas de Lady, la vendedora de rosas, a la vez que está grabando, como protagonista, la serie musical Las Hermanitas Calle.
Hace 10 años dejó su casa en Medellín con la idea de alcanzar un sueño: el de ser actriz. Pese a los momentos complicados nunca pensó en tirar la toalla.
Hoy no solo es una de las actrices más consolidadas del país, sino que tiene su propia marca de productos de salud y belleza.
Así es Yuri Vargas.
¿Te han sorprendido los alcances que ha tenido Yurani, en Lady, la vendedora de rosas?
“Sí, claro, obvio, ha sido maravilloso poder participar de este proyecto, lo que más me ha gustado es que la gente separa a Yurani a lo que es Yuri. Es muy bonito que la gente sepa dividir las cosas.
La empatía que ha tenido el personaje es algo que no me había pasado mucho, es muy bonito. Es una serie que les sirve mucho a los padres para mostrarles a sus hijos los caminos que no deben seguir, una historia con una gran responsabilidad social”.
¿Qué tal fue la experiencia de grabar en las calles de Medellín?
“Fue un año maravilloso, poder vivir tan de cerca esa experiencia es una de las cosas más lindas que me ha pasado en mi trabajo. Fue poder disfrutar de mi Medellín, de mostrarle al mundo -ahora la serie está en Netflix- lo que hace la TV del país”.
Y sigues trabajando en Medellín, ahora con Las hermanitas Calle...
“Las Hermanitas Calle es un proyecto muy lindo, ahora estoy en otro mundo, en un pueblo antioqueño, en la historia de dos hermanitas que llegaron muy niñas a Medellín, con el sueño de cantar, es una historia muy familiar.
Es una serie musical que le va a robar el corazón a la gente, para mí ha sido muy especial, porque tengo una hermana pequeña que amo, pero no tuve una hermana de la misma edad, y ahora que estoy haciendo Las Hermanitas Calle, con Carolina Gaitán, ha sido muy hermoso poder complementarnos tan bien, tanto así que muchos creen que somos hermanas de verdad”.
¿Vas a cantar música de carrilera?
“Sí, estoy contenta, es todo un reto profesional, que igual anhelaba desde hace rato. Voy de la mano de mis asesores -Juanita Delgado-”.
¿Dimensiona todo lo que está pasando con su carrera?
“No... cuando salí de mi casa en Medellín, hace 10 años, nunca imaginé lo que me está pasando, por eso todo lo recibo con humildad y cariño, pero también tengo claro que me la he luchado mucho, que no es gratuito. Los primeros cuatro años en Bogotá fueron muy duros y uno aprende que lo más importante de esta carrera es ser disciplinado y constante, sin bajar la guardia”.
¿En algún momento pensaste en desistir y regresar a tu casa?
“No, hace 10 años quité de mi boca esas palabras... Sí pasé momentos complicados, duros, porque solo hacía capítulos en unitarios y la situación económica no era fácil, como todo en la vida hubo momentos de dudas, pero nunca perdí la fe”.
¿Tu carrera cambió drásticamente desde Doctor Mata?
“Sí, claro, pero pienso que todo comenzó a cambiar en Amor Sincero, afortunadamente la vida me ha puesto en proyectos que todos anhelan, propuestas que han sido una bendición. Pasar de Amor Sincero a Doctor Mata y luego El Estlista, con mujeres totalmente diferentes, fue maravilloso”.
¿Cómo manejas la fama y el reconocimiento?
“Normal... (risas). Al tema no le doy mucha trascendencia, porque la fama es una miel a corto plazo, así que uno como artista lo debe tener muy claro, uno no puede enfocar su carrera a vivir de la fama, hay que vivirla es con trabajo. La fama ni la siento, la gente ha sido muy bella conmigo”.
¿Cómo ves la carrera de tu hermana María José?
“María José es una hermosura, ha respondido muy bien con todo, ha sido una seguidora fiel de mi carrera. Hemos tratado que vaya despacio, es una muy buena estudiante, ella quiere actuar, así que la idea es no cortarle las alas”.ane
¿Qué es lo que más extrañas de Medellín?
“El quesito, que no venden en Bogotá. Mi mamita nos manda cajas de arepas, no hemos dejado esa costumbre y cada vez que podemos vamos acá en Bogotá al restaurante Arrieros, en las afueras, a comer arepa con quesito”.