En contextos diferentes, pero también en momentos de tensión política y social, llegaron a Colombia los pontífices Pablo VI y Juan Pablo II. El primero pisó el país durante el gobierno del liberal Carlos Lleras Restrepo, en pleno Frente Nacional y la germinación de las guerrillas comunistas. El segundo, en las postrimerías del mandato del conservador Belisario Betancur, que fracasó en su intento de negociación con los grupos insurgentes. El país enfrentaba en ese momento el estallido de la guerra del narcotráfico.
Así como ahora, recuerda Hernán Olano, director del Departamento de Humanidades e Historia de la Universidad de la Sabana, en 1968 el país estaba tan polarizado que en los periódicos titularon que la visita era pastoral y no política, porque Lleras estaba por aprobar una reforma constitucional, con la venia del Congreso.
Además, solo habían pasado dos años desde la muerte del sacerdote Camilo Torres, quien se había en enfilado en el Eln y que según José Fernando Rubio, director del programa de Historia de la Universidad Externado, la sociedad estaba muy marcada aún por ese hecho: “Pablo VI llega en una tónica posconciliar, en un país en conflicto entre la alianza bipartidista y los grupos insurgentes emergiendo. No obstante, el presidente presentó un discurso de que ya la violencia había pasado y eran tiempos de paz”.
Por ese año, el gobierno Lleras también estaba implementando una modernización de la estructura del Estado. Nacían instituciones como el ICBF, Coldeportes, Colciencias y el Icetex. Para Juan Cristóbal Restrepo, director de la Maestría en Gobierno de la Universidad Javeriana, había una relativa normalidad institucional, en el tercer gobierno del Frente Nacional.